Tengo 45 años, nací bajo la dictadura mundialmente Repudiada, bajo la opresión y la censura, con cacerolazos y manifestaciones. Viví mi adolescencia en una atmósfera de lucha por alcanzar la ansiada Democracia y lo logramos.
Salimos a las calles a celebrar ¡Y creímos!
Pero paso el tiempo y nos hemos transformado en una sociedad corrupta, indolente e individualista, desde los mandatarios hasta la persona que quiere pasar por encima de ti en la fila. Todos nos hemos contaminado del capitalismo avasallador que ha convertido todo en un bien de consumo y a nosotros en consumidores, sin importar la destrucción que le generamos a nuestro planeta y nuestros recursos.
Hoy, siento una infinita tristeza al mirar mi país, jamás estaré a favor de la delincuencia, ni la violencia, pero esto no es que las consecuencias de tantos años siendo ignorados. La rabia acumulada de la clase trabajadora que ha sido ignorada por todos ¡porque no nos ven!
Somos los que nos levantamos cada día para ir al trabajo, somos los que estudiamos, somos los que compramos y pagamos nuestras cuentas y deudas, somos los que pagamos las cuentas y las tarjetas. Somos los que pagamos la cotizaciones, salud e impuestos y ni siquiera nos pagan las licencias.
Somos los que leemos libros y tomamos un vino para celebrar a la roja y compramos sus ofertas en el supermercado, somos los que nos culturizamos, somos los que tomamos conciencia por el medio ambiente.
Somos a los que cada tres años se nos suben 10 lucas el sueldo, somos los que trabajamos toda la vida y nos retienen nuestra jubilación, somos los que no reciben ningún beneficio del gobierno porque ganamos más de 300.000 mil pesos.
¡Y nos cansamos, nos cansamos de ser abusados!
Siento tristeza de ver otra vez mi país dividido, me entristece ven mi ciudad destruida. Me entristece ver a la gente sacando lo peor de sí, y me entristece la represión del gobierno, ver a los militares otra vez contra su pueblo.
Y me entristece que los Chilenos tuviéramos que llegar a esto para ser escuchados y ser vistos.
Elizabeth Pinto,
Vecina y lectora de La Voz
Foto: Migrar Photo – Eric Allende
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