Crónica: Una noche en la toma del Pajonal

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Eran las 22 hrs del lunes 8 de febrero, y al final de la calle Primo de Rivera, en el límite de Maipú con Cerrillos, el ambiente se tornaba tenso a cada minuto que pasaba en El Pajonal.

Por un lado los propietarios o arrendatarios de un conjunto de bloques de departamentos que existen en el sector, miraban cómo en el terreno conocido como «El Pajonal», cientos de familias avanzaban en la construcción de sus casas, usando el mecanismo conocido como «toma».

A esa hora, las fogatas se multiplicaban por montones en El Pajonal y varias personas de nacionalidad haitiana, comenzaban a lotear los sitios. Machete en mano, hacían una especie de desmalezado, en un sitio que por años ha estado abandonado y que, en febrero del año pasado, el Municipio de Maipú, aseguraba, comenzaría a construirse un parque.

Pero no hay parque. Lo que hay es una inmensa superficie de tierra, bastante plana en las que varias familias chilenas y haitianas, esperan construir sus casas.

Al frente, separados por una calle, vecinas y vecinos colocan carteles pidiéndoles que se vayan. También les gritan flojos, o que quieren todo gratis. Finalmente, también se escuchan gritos de corte racista.

El reloj sobrepasa las 22 horas y la oscuridad de la noche no permite ver lo que sucede a ciencia cierta. Se escuchan martillazos y el terreno, otrora cercado por la municipalidad, está abierto por varios lados.

Un vecino de la zona, me asegura que el día 3 de enero conversaron con Francisco Parra, Director de Desarrollo Comunitario del Municipio, alertándole que, de no hacer trabajos, el sitio sería tomado.

Y lo fue. Entre los chilenos y haitianos que están en la toma, hay una riña constante. Los chilenos les arrojan piedras a los haitianos y éstos no quieren hablar mucho con la prensa.

Francisco Caro, vecino de los departamentos: «Esto es un pueblo sin ley»

Toma El Pajonal

Francisco Caro está enojado y se declara «residente del sector» y reclama porque «los extranjeros andan con machete, con arma blanca. Usted ve la presencia de carabineros y ellos no hacen nada».

El vecino acusa a los haitianos de amenazar con pistolas y machetes. «Estamos en tierra de nadie, esto es un pueblo sin ley», se queja. Además, añade: «hemos esperado muchos años por un parque digno para nuestros hijos», aclara.

Sobre la construcción del parque prometido por la alcaldesa Barriga, nos explica que: «le voy a ser bien sincero. Desde antes de la pandemia el parque quedó abandonado».

Familia de chilenos que se tomaron parte del terreno: «Todos necesitamos el tema de la casa»

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Hablamos con una familia de chilenos que llegaron a la toma. «Hace más de 25 años que esto está pelado, está feo, está horrible. ¿Y ahora que llegamos aquí traen máquinas?«, se quejan.

«Todos necesitamos el tema de la casa, pero viene gente a molestarnos. Lo de los departamentos vienen a tirar piedras y ellos vienen de un campamento», explica una de las pobladoras.

Además indica que el sitio está en la parte de Cerrillos, y se muestra crítica de la visita de Barriga al lugar. La familia indica que les molesta que los vecinos de los departamentos le lancen piedras, más cuando ellos tienen hijos pequeños.

Los haitianos: «Estamos bien gracias a Dios»

A diferencia de los chilenos, el grupo de extranjeros se muestra más desconfiado. En principio no quieren hablar y preguntan varias veces quiénes somos, mientras insistimos con algunas preguntas con la intención de mostrar lo que pasa desde su propia realidad.

«Estamos bien gracias a Dios», responde uno, en total contraste con todo el escenario. A la poca distancia los vecinos de los departamentos con los ánimos intranquilos, permanecen dispuestos a defender el terreno.

«Hay violencia en todos lados, uno tiene que aguantar», señala el ciudadano haitiano con un español de ya un par de años. «Si uno consigue algo para hacer una pieza y cada uno vive seguro, como no agradecer a Dios. Usted sabe cómo está la vida», insiste, con una actitud entre resignada y al mismo tiempo decidida a quedarse.

Pasos más allá, una familia de la misma nacionalidad demarca su terreno. «¿Este va a ser el sitio de ustedes», preguntamos, y la mujer respondió: «No sé si es verdad o mentira, pero si se puede…». Ya lleva cuatro años en el país y tiene tres hijos.

La noche se sale de control

Minutos más tarde, ya cerca de las 23:00 horas, los gritos y amenazas volvieron a materializarse. Los haitianos decidieron mantener la distancia, y el conflicto inició entre los chilenos de la toma y los de los departamentos.

A vista y paciencia de cuatro funcionarios de Carabineros que se encontraban con un retén en el lugar, los vecinos se enfrentaban con palos, piedras, armas blancas e incluso un arma de fuego, aunque esta última no efectuó disparo alguno y, hasta donde alcanzamos a ver, no hubo heridos de gravedad.

«¡Eso es lo que les gusta, que la gente se pelee entre ellos!», le increpó una vecina a las policías. Las riñas se mantuvieron por al menos 20 minutos, hasta que Carabineros logró intervenir de manera breve y separar a los grupos. La noche que les espera es larga.

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