En Maipú tenemos un problema que hasta ahora no tiene solución. Tras el gran estallido social, la comuna se ha mantenido en constante estado de alerta, con manifestaciones todos los días y saqueos en distintos puntos.
El comercio está cansado, y si bien no hay cifras oficiales, porque no existe una cámara de comercio activa, se resiente una fuerte baja en las ventas y una sensación de inseguridad.
Ayer hablamos con trabajadoras de locales en Avenida 5 de Abril. Varias reconocen que quienes cometen los delitos son caras conocidas, personas que antes de esta revuelta ya se dedican al robo.
Otras culpan a los estudiantes por crear el ambiente perfecto para los saqueos.
Los estudiantes por su parte culpan a Carabineros por excesos en la represión. Dicen estar peleando por esas mismas señoras que los critican y ganan un sueldo mínimo, mientras sus jefes se hacen millonarios.
Donde hay acuerdo es que la situación es crítica y que hacen falta cambios urgentes. Si esto no se arregla, muchos pequeños comerciantes del centro tendrán que cerrar sus negocios permanentemente.
También hay acuerdo en condenar los saqueos, especialmente en los casos donde no solo se roba, sino que además se destruye o se prende fuego a los edificios.
Y en medio de todo esto, una policía que a ratos parece no discriminar a unos de otros.
Sin ir más lejos, el día de ayer registramos el testimonio de distintos casos afectados por gas pimienta usado sin seguir los protocolos vigentes.
Entre los afectados hubo menores de edad y una embarazada que fue derivada al Hospital El Carmen.
Parte de este comportamiento se puede ver en un video registrado el día 22 de noviembre en Plaza de Maipú, donde se identifica a un teniente de apellido Sierra usando el gas sin mediar provocación suficiente.
¿Por la razón o por la fuerza?
Nuestro escudo nacional dice “por la razón o por la fuerza”. Algunos dicen que está mal traducido y debería decir “por la fuerza de la razón”. Pero ahí está, y de alguna manera representa como ha funcionado el país desde su fundación.
Lamentablemente, cuando la vía democrática o del diálogo fracasa, se recurre a la fuerza bruta. El problema es que en pleno siglo XX, resolver el problema a palos o balazos no es una solución. Hay simplemente demasiadas cámaras registrando todo.
También existe una evolución en el uso de la fuerza. Recordemos que antes que existieran carros lanza aguas o gases lacrimógenos, las revueltas se combatían con balas, como ocurrió en la trístemente célebre matanza de obreros en Santa María de Iquique.
Por eso hoy las policías modernas tienen protocolos.
Estos protocolos están hechos para dar garantías a la comunidad de un alto estándar y al mismo tiempo validar jurídica y éticamente el accionar policial cuando se usa la fuerza
Todo esto tomando en cuenta que, “la función policial tiene como misión dar eficacia al derecho, esto es, cumplir y hacer cumplir la ley”.
Es decir, hacer cumplir la ley pero sin salirse del margen de la ley,
Un objetivo difícil, pero no imposible.
Justamente, por eso nuestro país financia fuerzas policiales profesionales. Para poder contar con personal preparado que actúe bajo una gran presión y estrés sin perder el foco. Sobre todo, para que puedan aplicar la fuerza sin cometer abusos.
Porque si hay algo que nos tiene donde estamos son los abusos. En especial, las diferencias entre quienes ganan más y quienes ganan menos. Pero también los pequeños abusos, las pillerías, el aprovechamiento. Como cuando vecinos se organizan para saquear y luego lucran con esos productos, o cuando la policía mal utiliza sus facultades para abusar de otros.
Ambos casos son situaciones que están fuera de la ley, y no contribuyen en nada a la paz social que el país necesita.
Ambas situaciones deben ser condenadas, porque en Chile nadie está por sobre la ley. El problema es qué hacer con toda la rabia acumulada y cómo solucionar el problema del “orden público”.
Una pregunta que hasta ahora solo ha tenido una respuesta policial.
Aparentemente, nuestra sociedad solo tiene palos que repartir frente a la rabia. ¿Pero dónde están las autoridades políticas? ¿Dónde están los psicólogos, los periodistas, los abogados de nuestra comuna? ¿Dónde están las dueñas de casa? ¿Dónde están los concejales? ¿Dónde está la alcaldesa?
Mientras los malos actúan, los buenos miran
Casualmente, nuestra comuna es dirigida por una alcaldesa que tiene estudios de psicología. Bien nos vendría algo de esa sabiduría para intentar mediar en un conflicto que escapa por lejos a la pura respuesta policial. Sin embargo, poco y nada de eso se ve.
Falta liderazgo y necesitamos que los concejales, los consejeros regionales, los medios de comunicación, los profesionales, las dueñas de casa dejemos de escondernos y pasemos a ser parte activa en buscar soluciones a este problema.
Ejemplos de organización hay muchos. Talento y capacidades sobran. Es cosa de ver la capacidad para organizar cabildos y en el gran nivel de organización de algunas juntas de vecinos.
Quisiera invitar a quienes puedan, a que vayan al centro al caer la noche. Si puede, vaya y conozca de primera fuente lo que pasa ahí. Los invitamos a pasar por la Cruz Roja y ver la cantidad de transeúntes que son atendidos por efecto de las bombas lacrimógenas y el gas pimienta.
Lo invitamos ir un día y conversar con los manifestantes, en su mayoría jóvenes estudiantes secundarios, universitarios e incluso menores de edad. Si puede, acérquese y pregúntenle por qué están ahí. Quizás su respuesta lo sorprenda.
Quizás le sorprenda saber que hay menores de edad que deambulan hasta altas horas de la noche en la Plaza de Maipú buscando descargar su rabia contra la primera autoridad que se encuentran delante. Por lo general Carabineros.
Algunos de ellos incluso se han enfrentado a los mismos saqueadores que se aprovechan de la situación para robar.
Los invitamos también a conversar con las locatarias del centro, brindarles su apoyo en estos difíciles momentos. Hacerles sentir que antes de ser clientes, somos vecinos de la misma comuna.
En estos momentos de crisis nacional, muchos piden más presencia policial. Pero quizás lo que más falta en el Centro de la ciudad seamos nosotros mismos, aportando con un grano de arena para encontrar una salida a este volcán que explotó.
Hay gente que ya está ahí ayudando a mediar entre estudiantes y Carabineros, colaborando para distinguir entre saqueadores y manifestantes. Pero todo indica que aún no es suficiente.
Para terminar, compartimos las palabras de un antiguo político inglés, quien dijo: “lo único que necesita el mal para triunfar es que los hombres (y mujeres) buenos no hagan nada”.
NOTA: En La Voz de Maipú no siempre estamos de acuerdo con las opiniones de nuestros columnistas. Y nos gusta que sea así. Si quieres colaborar con una carta al director o una columna de opinión, escríbenos a contacto@lavozdemaipu.cl
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