La Plaza de Maipú no está en cuarentena: crónica de un día de trámites en plena pandemia

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Una señora se quita la mascarilla para encender un pucho.  Es parte de una larga fila fuera del Banco Estado de Pajaritos.  Bota el cigarro, se vuelve a subir la mascarilla y vuelve a la cola.

A pocos metro, el guardia cuenta la gente de uno en uno hasta diez antes de dejarlos entrar.  La fila se mueve lento,  casi nadie habla. Se siente en al aire que nadie quiere estar ahí.

Pero no queda otra. Hay que sacar plata, postergar cuotas, cambiar la clave del cajero, pedir créditos, ir al supermercado.

Seguimos esperando en la cola y van llegando algunos vendedores ambulantes. Probablemente tampoco quieren  estar ahí, pero no queda otra. Hay que parar la olla, con o sin mascarilla.

Caminar por las calles del centro de Maipú genera sentimientos encontrados. Se nota la baja de flujo, como en el paseo Padre Hurtado o avenida Pajaritos, pero podría haber muchos menos gente. Especialmente cuando te enteras que hay grandes tiendas que siguen vendiendo artículos electrónicos.

5 de abril funciona a media máquina, principalmente farmacias, pero también librerías, heladerías y ambulantes vendiendo huevos de pascua. Muchos huevos de pascua.

De las tiendas comerciales, la única que vimos atendiendo fue Hites, por lo que asumimos que a nuestros amigos gerentes, Juan Carlos Parra y Gonzalo Irarrázabal, no les llegó el mensaje.

pase padre hurtado
Paseo Padre Hurtado, esquina poniente de Pajaritos y 5 de Abril

Poderes especiales

Con o sin cuarentena, debido al estado de emergencia en Maipú y Estado de Excepción Constitucional de Catástrofe en Chile, la alcaldesa Cathy Barriga  cuenta con facultades especiales.

Incluso estos poderes sirvieron para extender el funcionamiento de Médicos a domicilios a pesar de haber sido rechazado por la mayoría de los concejales.

Estas facultades le permiten disponer de dineros extras o la capacidad de cerrar locales comerciales. En el decreto municipal dice que se procederá al «cierre  o clausura de lugares cerrados de concurrencia masiva que puedan ser fuentes de posibles contagios y hagan difícil el resguardo de la salud de las personas«.

Pero nada dice del comercio callejero, que a vista y paciencia de Carabineros genera aglomeraciones de gente en el centro de la comuna.

Hay que reconocer que la municipalidad ha solicitado a través de la Secretaría Regional Ministerial el cierre de establecimientos comerciales destinados a público masivo ubicados en la comuna de Maipú.

También hay que reconocer que enviaron a la casa a los funcionarios municipales mayores de 65 años, que han cerrado plazas públicas, que trajeron el portal anticovid, que publican el mapita con los contagiados y que han dispuesto sanitización en varios puntos de Maipú.

Y a pesar de todo, caminar por el centro de Maipú da la impresión que esos poderes nos son suficientes, o que no se han usado a su máxima capacidad.

Hoy son más de 138 contagiados y 5 fallecidos, y el centro de Maipú sigue funcionando como cualquier fin de semana.

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Toldos de 5 de abril

El precio que nadie quiere pagar

Darse una vuelta por la plaza es una tentación grande. Los comerciantes se han reconvertido rápidamente, y ofrecen muchas cosas útiles de comprar: mascarillas de género, las famosas mascarillas plásticas tipo «soldador», alcohol gel.

En medio de eso, la gente sigue caminando apelotonada por 5 de abril, deteniéndose a probar cosas, mirar, conversar.

Son los llamados «toldos», un programa de puestos comerciales callejeros que se pone en eje 5 de abril y Pajaritos,  y cuyos permisos se entregan mensualmente por la municipalidad. Mes a mes la municipalidad evalúa bajo criterios desconocidos a los comerciantes y se les renueva su permiso.

Si bien la municipalidad puede revocar el permiso para vender en cualquier momento, sacar a los comerciantes del centro tiene dos problemas. El primero es humano, ya que los comerciantes viven al día. Quitarles el puesto de trabajo es quitarles el sustento diario.

El segundo problema es político. Sacar a la gente de la calle es también perder votos. Significa convertirse en el malo o la villana de la película. Es condenar a la gente a irse a la casa con las manos vacías, pagar los platos rotos.  Es ante todo evitar la pregunta de fondo: ¿qué vale más, la economía o la salud de las personas?

Por su parte, los pocos locales abiertos de calles Monumento y Chacabuco siguen aguantando lo que más pueden. Saben que pronto se puede aplicar una cuarentena obligatoria, y cuando eso pase tendrán que cerrar las cortinas quedando sin la poca ganancia que logran sacar.

Y los arriendos se acumulan, los sueldos se atrasan, las dudas crecen, pero la gente sigue caminando tranquila por las calles, sin entender la gravedad que significa de que hayan 11 personas conectadas a respiradores mecánicos en el Hospital El Carmen.

Hay momentos donde hace falta tomar decisiones difíciles. Momentos donde no basta la buena voluntad de la gente, que a la primera oportunidad toma su auto y se va a la playa. O sale a comprar cosas que no son de primera necesidad, como calcetines o huevos de pascua.

Personas como tú o como yo, que por llevar el pan a la casa estaremos dispuestos a arriesgar nuestra salud ante la ausencia de un estado protector.

La pandemia apenas comienza, y se espera que lo peor llegue en mayo. Es necesario que se tomen todas las medidas necesarias para que haya la menor cantidad de gente en la Plaza de Maipú y el resto de los 20 barrios de la comuna.

Ojalá no se tenga que esperar hasta el último momento para tomar medidas, cuando sea muy tarde. Cuando hayan vidas que lamentar que ningún día bueno de ventas puedan compensar.

 

 

 

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