Era 15 de julio de 2017, es decir, hace casi exactos 5 años atrás: Esa noche hubo nieve en Maipú. Pero la historia parte antes. Esa fecha -quien escribe estas líneas- compartía con Fernando Carrasco e Isabel Fuentes, históricos dirigentes sociales, en la sede de la Unión Comunal Número 1, que por esos años, quedaba en calle Maipú, a pasos de Pajaritos. Esa noche la conversación nos entretenía y nos mantenía despiertos.
No hacía tanto frío. Al menos no uno que congelara. Pero la lluvia comenzaba a caer cada vez más lento. Es nieve, dije. Es “agua nieve” me corrigió Carrasco. Me contó que en Punta Arenas aprendió a diferenciar entre nieve y agua nieve. Y decidí creerle. En esos años mi experiencia con la nieve era casi inexistente.
Tras toda una vida en Maipú mi relación con la nieve se supeditaba a una historia que mi abuelo, Manuel Alzamora, nacido el 1934 en Maipú, me había repetido más de una vez. Me contaba que en junio de 1971 la comuna había amanecido nevada.
Me contaba detalles de la sorpresa y cómo varios vecinos tuvieron que subirse, pala en mano, a los techos, para que no cedieran. “No estaban hechos para resistir la nieve”, me comentaba.
Nieve en Maipú: 46 años, 1 mes y 13 días después
A los 36 años mi abuelo veía su comuna nevada. La próxima vez que la vio así fue el 15 de julio de 2017. Tenía 82 años. O dicho de otra forma, pasaron 46 años, 1 mes y 13 días entre una y otra nevada.
Y aunque alguna vez hubo un atisbo de nieve, lo cierto es que ambas nevadas hicieron historia.
Nieve el 2017
Fernando Carrasco no se equivocaba. Nos despedimos a la rápida. Llegué a la casa cerca de las 4 AM y desperté a mi pareja. Le dije “mira, está nevando”. Salió al balcón y me dijo: “no es nieve”. Y no le discutí.
Ella creció en Montreal, Canadá, donde son algo así como especialistas en nieve. Aún así me quedé viendo caer el agua nieve desde el balcón. Mojándome y pidiendo en silencio que la temperatura bajara. Si baja, el agua nieve se congela y caerá nieve.
Y así fue. Al rato caían copos de nieve tímidamente y desperté a Liz, mi compañera. La desperté como se despierta a un notario. Quería que me certificara la nieve. “Esto es nieve” me dijo y desperté a mi abuelo para que viera Maipú nevado.
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Esa noche no dormí. Salí a registrar la nieve y con mi hije mayor nos lanzamos pelotas de nieve en el Monumento, donde otras familias llegaron a jugar. Eran las 5 AM.
Al otro día fui al templo votivo, el hospital el Carmen y el Monumento, donde un árbol cayó por el peso de la nieve, a metros de mi camioneta.
Hace algunos días anunciaron nieve en Maipú. Era una opción que se quedó en eso: la nieve, como casi siempre, cayó en las comunas más cercanas a la cordillera. Me pregunto ¿Cuándo volverá a nevar en Maipú? y apuesto a que las vecinas y vecinos no esperarán -otra vez- más de 45 años para disfrutarla.
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