El Día de la Mujer, siempre invita a reflexionar sobre su rol en el mundo. Según el informe de la Campaña de la Cumbre de Microcrédito, 2011, el 81% de los microcréditos existentes en el mundo se destinan a mujeres. El caso de Fondo Esperanza no es muy distinto. Un 87% de nuestros emprendedores son mujeres. Muchos han querido explicar esta mayor participación femenina en el mundo de las Microfinanzas al hecho de que las mujeres son mejores “pagadoras” que los hombres, pero al respecto no hay nada comprobado. ¿Qué explica entonces tal concentración de emprendedoras? Quizás podamos encontrar sus causas en las dinámicas propias de la economía femenina, especialmente en sectores de pobreza.
La última encuesta CASEN en Chile, ha informado que el 50% de las mujeres en sectores de pobreza son jefas de hogar. Frente a la necesidad de generar ingresos y ser madres a la vez, muchas mujeres han optado por el autoempleo como una manera de administrar su tiempo y poder, así, compatibilizar sus múltiples responsabilidades. A esta mayor ventaja del emprendimiento frente al trabajo asalariado, debemos agregar el hecho de que las rentas percibidas por un hombre en el mercado laboral formal son 23% mayores a las de una mujer, en un mismo cargo y con similares competencias académicas, según ha informado el PNUD.
Así la alta concentración de microcréditos en el mundo femenino parece ser una respuesta a la búsqueda de una mayor flexibilidad laboral junto a una percepción de discriminación salarial en el mercado laboral dominado por hombres. Esta especial preferencia por parte de la mujer hacia este tipo de servicios, debe primar a la hora del diseño de los productos microfinancieros y a la experiencia de servicio que se quiera dar, donde se realce la importancia del autoempleo como una forma válida de generación de ingresos y como un medio de potenciar la dignidad de la mujer en su condición de madre y trabajadora.
Juan Cristóbal Romero
Gerente General Fondo Esperanza
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