La gente que viviría en el Condominio Social “Flor del Valle” –hay que entenderlo- proviene de un mundo diferente al que nosotros, la mayoría de los maipucinos estamos acostumbrados. Ellos viven –en su mayoría- en la rivera del Río Mapocho en nuestra comuna de Maipú.
Para llegar a sus campamentos hay que acercarse a un río que nos resulta ajeno. Allá se les puede encontrar viviendo en medio del barro. Hirviendo con leña o lo que se tenga a mano el agua que han de beber con sus hijos. Sus necesidades básicas las hacen en lugares sin alcantarillado. ¿Se dan cuenta? Son muy distintos a los vecinos de la Villa Los Héroes de Maipú, que juntaron firmas para convencer al Concejo Municipal de la comuna, para que no diera el visto bueno para la adquisición del terreno que les permitiría salir de “su mundo” para integrarse a “nuestro mundo”.
Y es en medio de ese estilo de vida tan primario, donde todo el mundo se conoce, donde aún la gente se saluda y donde el vecino pobre corre presuroso para ayudar –desde la carencia- al vecino que está más aproblemado que él, que se empiezan a encontrar componentes que marcan un mundo de diferencia con esos “otros vecinos” que viven en una civilización llamada Villa Los Héroes.
Por eso a mí me gustaría que “Flor del Valle” se ejecute y se realice. Pero lejos de donde querían hacerlo originalmente. Creo que la gente no merece vivir al lado de ese tipo de vecinos. En el fondo me preocupa que aquellos niños que provienen de un mundo de carencia, terminen contaminados por aquellos que juntaron firmas para no mezclarse.
Espero encuentren un mejor lugar para ubicar el condominio: más central, mejor ubicado y en el que puedan encontrar vecinos que los acojan. Gente que entienda que lo importante no es de dónde vienes, sino para dónde vas.
En fin, personas con más cultura, que estén dispuestas a compartir experiencias en común, entendiendo que cuando nos encontramos con personas con historias distintas a las nuestras, lo único que hay es ganancia (y para ambos lados).
Ojalá en mi barrio (Maipú Centro) hubiese algún terreno donde pudieran venirse a vivir. Estarían más cerca del metro y me encantaría, de todo corazón, que mis hijos pudieran conocer a los suyos… y ser amigos.
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