Alicia Rojas de 64 años de edad, se preparaba para celebrar el cumpleaños de su nieta, quien al otro día cumplía 21 años. Ella la crió durante toda su vida, ya que su mamá, Edith Muñoz, es paramédico y trabaja con turnos.
El 7 de agosto, el día antes del cumpleaños, llovía, pero Alicia estaba feliz, ya que le gustaba la lluvia. Se empeñaba en preparar la torta para el festejo del próximo día, es por ello que dejó los bizcochos abiertos en la mesa del living antes de salir a comprar el regalo de su nieta. “Le dijo a mi hija que prepara las cremas, para llegar a rellenar la torta, que ella iba y volvía”, cuenta Edith Muñoz, hija de la señora Alicia, a La Voz de Maipú.
A pesar de que Alicia Rojas era hipertensa, diabética y asmática, era una persona autovalente, quien realizaba todas las labores del hogar, según su nieta e hija siempre fue muy preocupada por sus remedios. Además, la recuerdan alegre, que le gustaba bailar y cantar, que era muy solidaria con los vecinos, “mamá, si no es el Hogar de Cristo”, recuerda Edith que le decía a su madre.
Ese día, Alicia fue al centro de Maipú en búsqueda de un regalo para su nieta. Entró a la tienda comercial Corona, ubicada en la Avenida 5 de Abril. Lo primero que hizo fue ir a los perfumes, diez para las 12, como constata en la boleta, compró una loción como un obsequio para su nieta. Luego, subió al segundo piso y es allí cuando la familia ya no sabe qué pasó con Alicia. Nacen las preguntas e incertidumbres.
Lo primero que sabe la familia es que su madre se desmayó, que había sido una muerte producto de una causa natural. Es por ello que su hija no pensaba denunciar a la tienda Corona.
Sin embargo, al mes después, a través de testigos que estaban el día de los hechos en el lugar, se entera que su madre había perdido el equilibrio en la escalera mecánica, que cayó 4 peldaños, y que producto de ello realizó una crisis asmática que nadie pudo controlar.
La familia acusa a Corona de no tener un plan de emergencia adecuado, de no tener gente capacitada para actuar en caso de una eventualidad, a pesar de que por sus pasillos circulen más de 400 personas al día. Nada obliga a una tienda comercial a tomar los resguardos suficientes para sus clientes.
Alicia Rojas es la primera persona en Chile que muere dentro de una tienda comercial, es un precedente, que su familia pretende tomar como bandera de lucha para que las grandes multitiendas y supermercados que albergan a cientos de personas al día, tengan un plan de emergencia efectivo, que capaciten a alguno de sus guardias o vendedores con cursos de RCP (reanimación cardiopulmonar), lo cual en términos monetarios es una inversión mínima, para el resguardo de sus compradores.
Según los testigos, Alicia fue auxiliada por los mismos clientes, que los trabajadores de la tienda no realizaron ningún plan de emergencia. Además, que dentro de Corona no había ni siquiera una camilla para bajar a Alicia al primer piso.
La madre de Edith murió producto de un paro cardiorrespiratorio, que según los testigos y su familia, fue provocado por el susto que le dio perder el equilibrio en la escalera. Pasaron diez minutos para que llegara una ambulancia, que además era básica, la cual no tiene todos los implementos para controlar una emergencia de este tipo.
Edith tiene muchas dudas, quiere saber qué sucedió en esa escalera, “¿paró a causa de qué?, ¿no se le hizo mantención a la escalera?, ¿frenó de imprevisto la escalera y mi mamá perdió el equilibrio?, ¿las tres personas que estaban detrás de ella estaban asaltándola?”, se cuestiona su hija.
Los vídeos de seguridad de la tienda no han sido revisados, puesto que hay una investigación en curso.
Alicia fue llevada por la ambulancia hasta el Hospital del Carmen, según los testigos ella ya estaba fallecida en la tienda, por lo que no se debía sacar el cuerpo de allí hasta que llegase el fiscal. El parte médico que entrega el centro hospitalario es que llegó fallecida al lugar, que murió por causa natural de un paro cardiorespiratorio.
“A mí lo que me afecta mucho son los diez minutos que estuvo ahí. Diez minutos perdidos. Debieron haberla bajado como fuera y haberla llevado al hospital. No todos sentados mirando como mi mamá estaba desesperada. A mí esos diez minutos me pesan todos los días, todos los días me imagino esos diez minutos de mi mamá pidiendo ayuda”, dice con tristeza Edith.
La Voz de Maipú fue en dos ocasiones a la tienda Corona a pedir su versión de los hechos, pero en las dos oportunidades nos dijeron que no se encontraba el gerente, la única persona que tiene la autorización para hablar en nombre de la empresa. Dejamos nuestros datos, pero no recibimos respuesta.
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