Cristina Sierra, Educadora de Párvulos y Profesora de Educación Básica con mención en Ciencias Naturales, Magíster en Gestión y Liderazgo Educacional, y es la actual directora de CEMAR KIDS Maipú, escuela de párvulos ubicada en La Galaxia #2377, perteneciente a la Fundación Socedhuca.
Comenzó su carrera hace más de 20 años, pasando por Transición Mayor y Primeros Básicos y también por Segundo Ciclo Básico, y desde el 2020 tuvo la oportunidad de volver a lo que dicen ser sus raíces, lo que le apasiona, la Educación Parvularia. Sobre eso y más te contamos en la entrevista a continuación.

Cuéntanos un poco más sobre ti, tu trayectoria y cómo llegas a CEMAR KIDS.
Todo parte ingresando a esta fundación en el año 2000, primero en CEMAR (Rinconada), cuando párvulos estaba allá. Ingresé a un primero básico y a un kínder, donde conocí ambas realidades y luego, con mis estudios de ciencia, tuve la oportunidad de trabajar con estudiantes de quinto a octavo básico. Fue un cambio súper rotundo y enriquecedor. Me gustó mucho el desafío y siento que me fue bien, formé lindos lazos con mis estudiantes y nos iba bien en las pruebas de evaluación externa.
Más tarde se produce el cupo de directora para esta escuela de párvulos, CEMAR KIDS, y postulé. Fue un concurso público, y empecé en 2020, pleno inicio de pandemia.
Imagino que debió ser complicado ese momento.

Muy complicado. Alcancé a ejercer mi dirección como medio mes y tuvimos que volver a la casa. Fue un tremendo desafío para el equipo tener que poner en curso una escuela virtual, pero al final pudimos llegar a nuestros estudiantes, todo gracias al equipo, porque yo no estoy sola. Entre el directorio de la fundación que siempre está apoyando y mi equipo de gestión logramos salir adelante, pese a las dificultades.
¿Cuál es el sello educativo que se ha visto potenciado durante tu liderazgo?
La escuela tiene sellos bien definidos: la inclusión, que se continúa trabajando y que es muy potente; el sello medioambiental, ya que somos reconocidos a nivel nacional, como una escuela medioambiental; el fomento de la lectura y escritura como un proceso natural y auténtico basado en actividades lúdicas que le abren un sinfín de posibilidades a nuestros niños y niñas, y el área artístico-cultural, que es algo muy importante para nosotros y no todas las escuelas lo trabajan como lo estamos haciendo nosotros.
Acá tenemos profesoras de música que trabajan con nuestros estudiantes. De igual forma, tenemos especialistas en el área de la psicomotricidad, para trabajar la distintas habilidades de nuestras estudiantes.
Creo que esos son nuestros focos más fuertes junto con lo socioemocional. Durante la pandemia tuvimos estudiantes que no sabían reconocer sus emociones, que tuvieron que aislarse, que no sabían trabajar con otros niños. A todo lo anterior, la escuela se anticipó y comenzó un trabajo especializado que dio muy buenos resultados que se mantienen al día de hoy.
Cuéntame un poco más sobre esta búsqueda de potenciar el arte y la música.
Lo trabajamos como talleres que van a la totalidad del curso, donde todos los niños y niñas pueden acceder a ese trabajo de música y arte. Esto los beneficia en la creatividad, en la imaginación, en la concentración, porque trabajan con instrumentos, entonces es un trabajo muy bonito que se desarrolla con cada uno de ellos.
Hemos visto en varias ocasiones que tienen participaciones en actividades externas, como la reciente exposición hace unas semanas en UDLA, ¿en qué otras iniciativas han participado y cómo ha sido esa experiencia?
A los niños les encanta. Este año logramos retomar el Concurso de Acuarelas. Participamos también en feria científicas, ahora en noviembre se viene una, y ahí invitamos a otras escuelas para que los chicos puedan exteriorizar todas sus habilidades científicas porque no es que solo presenten un experimento, sino que hay todo un trabajo a nivel de aula con sus educadoras, donde ellas trabajan el método paso a paso y después pueden contárselo al resto.
¿Cómo lo hacen para involucrar a las familias y fortalecer estos vínculos?
A nivel de aula, las educadoras y sus técnicos tienen una comunicación súper fluida con cada uno de los padres y madres, pero nosotros, a nivel de gestión, también tenemos reuniones con el Centro de Padres y con los representantes de cada uno de los cursos. Mensualmente, nos reunimos con ellos y planificamos todas las actividades que desarrollamos en la escuela y después la información es trasladada a cada uno de los cursos. Hay una participación súper activa de los apoderados, que son muy colaboradores con cada una de las instancias que les proponemos.
¿Y con los vecinos del sector?
Con los vecinos tenemos una mesa de seguridad, en la que nos reunimos también con el Colegio San Sebastián, con presidentes de las juntas de vecinos, con representantes municipales, con Bomberos y Carabineros. De esa manera podemos coordinar y hablar sobre temas de seguridad y resguardo de los niños y las familias que están en los alrededores. Esta comunicación nos ayuda tanto en el cuidado del establecimiento y, por sobre todo, para que los trayectos de los niños sean más seguros.
¿Cuál consideras que es el principal desafío que enfrentan como proyecto?
El mayor desafío es que los padres confíen y le den la importancia que tiene este nivel educativo, donde la asistencia regular sólo va a traer beneficios a sus hijos e hijas, puesto que las bases para los aprendizajes futuros se forjan en este nivel.
Los padres a veces, por motivos que no son realmente significativos, hacen faltar a sus hijos a clases y eso, por supuesto, impacta en el avance tanto del niño o niña como del grupo total.
¿Cómo evalúas la situación a nivel de política pública?
Si bien creo que se están haciendo esfuerzos, aún nos falta una política más clara con la obligatoriedad del nivel. Creo que si existiera esa obligatoriedad las cosas serían distintas, porque podríamos ejercer una exigencia mayor.
Todos reconocen la importancia del nivel, pero no vamos más allá, sin valorar el potencial desarrollo en esta etapa donde se consolidan las bases de un mejor aprendizaje futuro. Hay una considerable diferencia entre niños que han pasado por el nivel anterior, los niveles de medio mayor, medio menor y aquellos que vienen con una base desde sus casas.
¿Qué proyectos se vienen para CEMAR KIDS en el futuro?
Nuestra proyección en este momento está enfocada en aumentar la matrícula, porque vamos a tener una cuarta sala. Esto también da oportunidades a que la comunidad sienta que están en un sector donde podrán optar a una educación de calidad.
Por otro lado, seguir trabajando en el tema psicomotor. Estamos pensando en unas olimpiadas internas para el 2025. También en el plan socioemocional, que lo estamos trabajando año a año y robusteciendo para poder trabajar, no solo con los estudiantes, sino que también, con las familias. En ese ámbito, tenemos las «Escuelas de Crianza Afectiva», que es muy bien recibida por los apoderados, porque se tocan temas que les van a ayudar a tener una crianza distinta con sus hijos e hijas en sus casas.
¿Qué invitación le dejas a los vecinos y vecinas?
Nuestras puertas están totalmente abiertas para que nos conozcan. No tenemos ningún problema con que vengan a conocer los espacios y a nosotros, para que se sientan confiados. Desde el portero hasta la dirección, somos un equipo de profesionales preocupados por entregarle lo mejor a nuestros alumnos con educación parvularia de calidad y gratuita.

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