Las trabas en el acceso a la educación para jóvenes de bajos recursos

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Con el inicio a clases a la vuelta de la esquina, los estudiantes de primer año de universidades e institutos profesionales pronto comenzarán su ciclo de educación superior.

Con esto en mente, no pude evitar pensar en que la brecha digital que afectó a los estudiantes de bajos recursos durante la pandemia pudo imposibilitar a varios de acceder a la educación superior.

Un estudio del Centro UC señaló que solo el 61,2% de los estudiantes de quintiles más bajos tuvieron clases por videoconferencias, una cifra preocupante que nos hace pensar en la calidad educacional que recibieron los jóvenes de bajos recursos, y en el impacto que esta situación tuvo en su acceso a la educación terciaria.

La calidad de la educación en los colegios municipales y subvencionados afecta en el ingreso a la universidad debido a la desigualdad que se presencia en la prueba PDT, pero también lo es la capacidad de financiamiento que tiene cada estudiante. Es común ver que muchos jóvenes que lograron sobrepasar la discriminación que representa la prueba de admisión, finalmente decidan no postular porque no tienen los medios para costear su carrera o bien, dejen los estudios porque el trabajar y estudiar es incompatible para ellos.

¿Dónde quedan los beneficios estudiantiles del MINEDUC? Sabemos que incluso aquellos estudiantes que no pueden pagar sus estudios, al momento de postular al FUAS no pueden acceder a la gratuidad o a los otros tipos de becas disponibles. Simultáneamente, nos encontramos frente a otro problema al momento de hablar sobre el acceso a la educación superior: la poca divulgación de los beneficios del Estado entre los estudiantes de bajos recursos. Los más conocidos son la gratuidad y el CAE, pero hay muchos otros que no son tan conocidos, y los estudiantes que sí cumplen con los requisitos para ser beneficiados, pierden la oportunidad porque no saben que estos existen. Asimismo, hay algunos jóvenes que no saben cómo postular a los beneficios por la poca asistencia que reciben.  Al momento de las postulaciones muchos estudiantes se ven desorientados y no saben cómo ni cuándo postular, plagados de dudas que generalmente su círculo no puede atender ya que muchos de estos jóvenes serán la primera generación en su familia en entrar a la universidad.

Entregar información oportuna de los beneficios del Estado, además de algunos que ofrecen las mismas universidades e institutos mientras están en el proceso de postulación a estas instituciones, es un paso importante para que más jóvenes logren financiar sus estudios.

Necesitamos más difusión y acompañamiento a todos aquellos jóvenes que sueñan con tener una carrera que los ayude a salir adelante, pero que su situación socioeconómica se presenta como un obstáculo para cumplirlo. Pensar en la descentralización de la educación superior también es vital, ya que la movilidad que deben hacer algunos estudiantes, como el cambiarse de ciudad o de región, requieren un gran sacrificio que no todos pueden pagar.

Mejorar la calidad de la educación que reciben los establecimientos educacionales de menores ingresos, en comunas vulnerables, es fundamental para fortalecer los cimientos de una buena educación en el futuro, pero también es importante acompañar a todas las personas que deseen entrar al nivel superior en todos los sentidos, porque algo que puede parecer tan pequeño como la desinformación de una beca, puede afectar enormemente el futuro de un individuo.

Marjane Satrapi lo dice muy bien: “La educación es un arma de construcción masiva”, y en Chile debemos tener como prioridad el acceso a la educación superior para los jóvenes más vulnerables si queremos avanzar como sociedad.

Sara Urzúa – columna de opinión.

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