Todos aquellos que nos dimos una vuelta por la “V Semana de la Chilenidad” organizada por la Municipalidad de Maipú, pudimos llegar a conclusiones más o menos parecidas. A esa conclusión llego luego de hablar con críticos, criticones y analistas locales que han seguido el desarrollo de esta fiesta con la que la Municipalidad conmemora las fiestas patrias.
Quienes hemos visto el avance que a lo largo de estos cinco años ha tenido la fiesta, podemos dar cuenta que de forma sostenida, se ha ido creciendo en varios aspectos. Este año, para no ir más lejos, se notó que la idea de trasladar el evento desde el Estadio Bueras a la Piscina Municipal fue un acierto por todos lados. Y es que el estadio en el fondo era un tierral. Bastaba dar un par de pasos para ver que la tierra hacía el aire casi irrespirable. Este año la piscina se vistió de gala y resistió de buena manera jornadas, como la del 18 de septiembre, en que según cifras extraoficiales se cortaron más de 20 mil entradas.
En el día el panorama era bello. Un lugar bien presentado, con una amplia oferta de productos típicos y alternativos, que daba paso a una granja educativa, circo y juegos típicos para los niños.
De 10 AM a 17:00 hrs era la familia en su conjunto, con niños incluidos la que transitaba. Desde las 18 hrs el público comenzaba a hacerse más adulto. Y es que cada día tuvo un show de primer nivel, que hacía que los $1.000 que pagaba un adulto estuvieran más que justificados. Los Jaivas, Inti illimani histórico, Silvestre y sobretodo los Bunkers dieron sendos espectáculos, más cercanos a un concierto por su extensión que a simples presentaciones.
Y sin duda que quedan cosas por mejorar, pero la panorámica general indica que las cosas estuvieron más cerca del siete que del cuatro. Entre lo malo estuvo, por ejemplo, la cercanía de la granja con el circo y su bulla. El resultado fueron animales que, sin ser expertos, denotaban altos grados de estrés.
Otro punto que juntó críticas de nuestros lectores fueron las boleterías, que de día eran más que suficientes, pero llegada la noche y la salida a escena de grupos musicales que congregaron fácilmente sobre los 10.000 espectadores, hacían que se formaran inmensas filas para poder adquirir una entrada.
Como sea, la Quinta Semana de la Chilenidad dejó de manifiesto que hay formas y formas de hacer las cosas y, en esta pasada, el Municipio las hizo como se debería hacer todo, con altos grados de excelencia.
GALERÍA DE FOTOS (POR NICOLÁS ARAVENA)
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