El Vivo X200 Pro ha redefinido las expectativas del mercado móvil. El terminal combina potencia, diseño y, sobre todo, un módulo de cámaras gigantesco, lo que más ha destacado en el aspecto exterior del terminal. Pero, por supuesto, en el día a día tiene algo más que este módulo y la calidad de su fotografía.
Diseño y pantalla
El diseño del Vivo X200 Pro es tan funcional como elegante. Las dimensiones son relativamente compactas, pero manteniendo un manejo relativamente cómodo y lo bastante sólido para transmitir calidad. El principal problema es el módulo de cámara, que en ciertas posiciones puede propiciar un agarre más incómodo. También pasa lo mismo al dejarlo en plano encima de la mesa, pero con la funda que incluye el teléfono esto se minimiza.
Pasando a la pantalla, la AMOLED LTPO de 6,78 pulgadas ofrece una resolución Full HD+ y una tasa de refresco adaptativa de 120 Hz, ideal para los juegos disponibles en el listado de casinos chilenos en casasdeapuestas.com. Además, cuenta con un brillo de hasta 2.800 nits, asegurando buena visibilidad en cualquier condición de luz. La calibración de pantalla realizada junto a ZEISS, uno de los nombres más importantes en cuanto a óptica, también es muy destacada. Garantiza unos colores bastantes realistas, fundamental para los amantes de la fotografía que buscan precisión en sus capturas.
Rendimiento y batería
Bajó el capó, el terminal incluye el chip MediaTek Dimensity 9400, uno de los procesadores más avanzados en la actualidad. Si bien en los benchmarks no ha llegado a los niveles del Snapdragon X Elite, en el uso diario la diferencia es inapreciable. El cerebro, fabricado en un proceso de 3 nanómetros, trabaja junto a 16 GB de RAM y hasta 512 GB de almacenamiento, lo que garantiza buena fluidez en todo momento.
Por su parte, la batería es uno de los puntos más destacados gracias a los 6.000 mAh de capacidad. En el día a día, esto supone un día de uso intensivo sin pasar dificultades, lo que siembra algunas dudas con respecto a la eficiencia energética del terminal. A cambio, tienes una carga rápida de 90 W, por lo que tendrás el teléfono al 50% en apenas unos minutos. También tiene carga inalámbrica de 30 W, una característica que está ganando peso en los últimos tiempos.
La fotografía es lo más destacado
Los módulos de cámara son gigantes porque tienen que serlo. El apartado fotográfico del terminal es fantástico, gracias a una cámara principal de 50 megapíxeles con una apertura f/1.57 con estabilización óptica, garantizando imágenes claras incluso con baja luz. El gran atractivo, sin embargo, lleva con el teleobjetivo periscópico de 200 megapíxeles. Este lente permite un zoom óptico de 3,5x sin perder calidad y funciones macro detalladas. El ultra gran angular de 50 megapíxeles le añade versatilidad, perfecto para paisajes o fotos grupales.

La colaboración con ZEISS se nota aquí en especial, ya que la calidad óptica de este sistema está diseñada para rivalizar con las cámaras profesionales. Las funciones avanzadas como simulación de bokeh y el control de la aberración cromática darán resultados a otro nivel.
Software
El software del terminal incluye Android 15, pero con la capa de personalización de Vivo. Esta sorprende por su cercanía a Android puro, por lo que el rendimiento es bastante bueno y con una personalización aceptable. Vivo promete cuatro años de actualizaciones de software, algo que aporta tranquilidad a largo plazo.
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