Este lunes se realizó el funeral de Enrique Correa, un hombre que le dio su propia identidad a un pedacito de Maipú.
Fue sorpresivo hasta para su familia, Luis Enrique Correa o el Amasaito, como se conoce popularmente en el barrio Longitudinal, fue un hombre muy proactivo y trabajador. Su último día de vida, nos cuenta una de sus hijas, salió a trotar como lo hacía frecuentemente, llegó cansado y durmió todo el día, tomó once con su familia y en la noche siguió su descanso, “ahí ya no despertó más”.
Según cuenta su familia, el Amasaito se debía a su clientela, y a sus 84 años se negaba fervientemente a dejar de trabajar porque “no quería dejar a su gente botada”.
En junio del 2021 La Voz de Maipú publicó un perfil sobre su vida y las interminables historias que recordaba al pie de la letra. Las historias de un personaje que marcó a distintas generaciones de vecinos y vecinas que crecieron escuchando su grito, “¡amasaito, empanadas calientes!” y comiendo sus emblemáticas empanadas y pan.
Esta entrevista fue escrita por una de esas vecinas quien creyó que era importante reconocerlo: “hoy contamos su historia porque ‘el amasaito’, como más lo conocen, es indudablemente una de las figuras que le da color e identidad a nuestra comuna”, así comienza el perfil que luego leyeron a Enrique, y que, como cuentan sus familiares, lo hizo sentirse feliz y orgulloso de su propio esfuerzo.
Durante el fin de semana la familia avisó por los distintos foros y páginas de Facebook del barrio para que los vecinos y vecinas que quisieran, se organizaran y fueran a despedirse en grupos pequeños para seguir las medidas sanitarias por el Covid-19. Así fue, distintas personas se acercaron a su casa donde fue velado.
El lunes 14 de febrero la caravana que lo llevó al cementerio El Manantial de Maipú, pasó por las mismas calles en las que que su carrito y su voz inundaban la mañana, “¡amasaito, empanadas calientes!”, gritaba él hasta hace no más de una semana y así mismo gritaban hoy sus familiares.
Acompañados del típico silbato que llamaba a vecinos y vecinas a comprar el pan, la familia rindió el último homenaje a Enrique, que seguramente removió el corazón de los habitantes del barrio Longitudinal quienes salieron de sus casa para dar el último adiós.
Como equipo de La Voz de Maipú y personalmente como la vecina que creció toda su vida con el sonido que inundaba la calle, esperando cada domingo para comer una rica empanada de horno, les enviamos a sus familiares las más sinceras condolencias y el mejor de los abrazos.
Puedes leer la historia completa del Amasaito aquí:
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