La Historia es la ciencia humana del espacio y el tiempo. Es una disciplina que puede ser abordada desde diferentes miradas (política, económica, social, cultural, urbana). No obstante, muy pocos historiadores han abordado la historia de la comuna de Maipú, aunque muchos si han abordado la Batalla de Maipú.
Existe un interés profundo de la historiografía social por abordar las experiencias del campesinado (Renzo Henríquez Guaico, 2014) o las del cordón industrial Cerrillos-Maipú (Franck Gaudichaud, 2016). Monserrat Costas se ha aventurado a abordar la infraestructura barrial de los edificios 1010-1020 que concibió CORVI en Villa México y San José de Chuchunco en los límites del Maipú pre 1981 (2017).
También, Gabriel Salazar (2019) exploró otro tanto con la trayectoria del Servicio Municipal de Agua Potable (SMAPA) en su Historia del Municipio. Sin embargo, Raúl Téllez Yáñez (1981) y Camilo Montalbán Araneda (2000) se mantienen como los mayores exponentes locales. El primero, desde un enfoque muy tradicionalista, centró su atención en las instituciones locales e hitos monumentales. El segundo, por el contrario, concentró su inquietud en los aspectos geográficos y demográficos. Ambos merecen el máximo respeto.
La comuna de Maipú puede jactarse de una gran riqueza histórica: se remonta a su pasado colonial donde la Hacienda Lo Espejo destacó en los Llanos del Maipo; el hito que significó la Batalla de Maipú para construir un ethos colectivo después del 18 de abril de 1818 y durante gran parte del siglo XX; la historia de la conformación de la localidad y el municipio a partir de 1891; la conformación del cordón industrial Maipú-Cerrillos que le confirió el estatus de “segunda comuna más industrializada del país” durante el ciclo desarrollista; la transformación de una localidad rural a un núcleo urbanizado de la metrópoli; la edificación de la Capilla La Victoria y el Templo Votivo de Maipú como mayores hitos monumentales; la historia de los conjuntos habitacionales públicos y privados que explican porque Maipú es la segunda comuna con más viviendas del país; las historias de SMAPA y la Empresa de Buses Municipales, que le dieron el carácter de “municipio-empresa” a la gobernanza local durante mucho tiempo.
Sin embargo, el constante recurso de los candidatos políticos a utilizar la “Historia” como instrumento para captar votos parece ya un cliché. Frases como “debemos recuperar nuestra historia” o “hay que preocuparse por la historia de Maipú” son ampliamente utilizadas, pero vaciadas de contenido.
Aunque se agradece que algunos candidatos muestren interés por la historia comunal y utilicen las redes sociales para difundir información histórica, sigue siendo un recurso sin sentido cuando no se acompaña de propuestas concretas para potenciarla. Al final, ninguno realmente hace nada cuando llega al poder, y ahí radica el verdadero problema.
La comuna de Maipú tiene una Oficina de Patrimonio que no hace más que archivar fotografías del siglo XX, pero no hay un vínculo real con los investigadores (no cuentan los estudiantes de licenciatura que buscan ayuda para hacer sus tesis), menos con la academia.
Tampoco tienen la capacidad de postular a proyectos concursables, y apenas hay indicios de actividades de mediación del saber histórico en los colegios de la comuna (una tarea que en lo personal me he dedicado a realizar, pero sería deseable una mayor proactividad por parte del municipio). Y eso pasa porque contratan personal (político) poco idóneo o que nada tiene que ver con la disciplina.
Recuerdo que durante la administración Vittori llegó una diseñadora que quedó a cargo de la oficina. No conocía absolutamente nada sobre la historia de la comuna. Por solicitud de algunos funcionarios de Red de Biblioteca, le hice un recorrido por el casco histórico y le di una breve capacitación. Durante la administración Barriga este problema se mantuvo y con la administración Vodanovic no ha cambiado mucho. El problema parece ser más estructural, que coyuntural a una administración en específico.
Por eso apelaría a que los candidatos fueran más honestos y transparentes. Creo que lo de “recuperar nuestra historia” siempre ha sido más retórico, pero se puede hacer mucho más en un municipio, comenzando por crear un espacio que vincule “Archivo, Patrimonio y Memoria” y que sea un puente entre la comunidad, el Museo del Carmen, la industria local y la academia.
No basta con registrar fotos, apelo a seguir el ejemplo de comunas como San Bernardo o Arica. Dichos espacios se encuentran altamente “tecnificados” por la presencia de investigadores de primer nivel (con grado de Doctor en su disciplina). No solo administran un archivo que resguarde toda la documentación histórica sobre la comuna, también dirigen proyectos de diversa naturaleza que tienen un impacto en la comunidad (focus group con diferentes testigos, actividades con colegios, jornadas de investigación para los investigadores/talentos jóvenes, libros de distribución gratuita a la comunidad, restauración de infraestructura patrimonial), y lo más importante, poseen Fondecyt (fondos de investigación de alto impacto).
Son investigadores vigentes que publican en revistas indexadas y también hacen docencia universitaria, lo que les permite establecer convenios con las escuelas de Historia de la educación superior (el Archivo Histórico de la Municipalidad de Arica sorprende por sí solo). En ese sentido, se asegura que el espacio no esté anclado a intereses poderosos, sino más bien, de un orden superior.
El lector podrá imaginar las consecuencias de no abordar este problema: mala utilización y deterioro de hitos patrimoniales, como la Casona Quinta Las Rosas; sensación colectiva de descuido; aislamiento de los historiadores locales a la academia universitaria. Raúl Téllez Yáñez y Camilo Montalbán Araneda estarían de acuerdo con que la comuna de Maipú necesita un espacio a la altura de su historia.
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