Píldora del Día Después: El Estado sube, los Padres bajan.

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Ya se ha convertido en una constante el hecho de que el gobierno desestime las capacidades de los padres; por ejemplo con la reciente reforma educacional, y lo reemplace por el accionar del estado. La desconfianza en las personas, y la “canonización del estado” para resolver los problemas, ha llegado al punto en donde los padres están siendo despojados de la enseñanza sexual de sus hijos; pero no solamente en el área de la educación sexual, sino también en la posible entrega de valores y principios, en el ámbito sexual, de los padres hacia los hijos.

La supeditación del rol parental en favor del estado responde a una lógica deshumanizadora de la persona, en donde lo único que importa es que la persona pueda tener sexo; para el Senador Girardi seria “sexo seguro”, y lo coloco entre comillas ya que no cabe duda que la entrega de la píldora del día después se realiza por la practica insegura del acto sexual, el cual tiene un alto grado de peligro de contagios de enfermedades de transmisión sexual, como el VIH. Por tanto, al usurparle el rol competente de los padres sobre la vida sexual de los hijos, el estado acentúa la deshumanización de la persona al reducir la sexualidad al acto sexual, desacreditando cualquier valor o principio que los padres deseen inculcarles a sus hijos.

Si bien el problema recae en los sectores vulnerables de nuestro país, ya que allí es donde los padres y familias poseen bajo o nulo acceso a formación e información que puedan ayudar en la guía de sus hijos a través de su vida sexual, la solución no debe ir encaminada en la vía de quitarles responsabilidades, y derechos, a los padres, sino el de reforzar y promover el rol de padres para con sus hijos. Se debiese reforzar la educación sexual en los colegios, con intervención de la comunidad de apoderados de cada colegio, el cual responda efectivamente a la realidad de cada uno de los jóvenes, y evitar la deshumanización de la persona al reducir la sexualidad solo al acto en sí mismo, y promover una educación sexual integral; y al final, que los hijos y los padres puedan hablar el tema en la intimidad de sus hogares.

Sin embargo al leer la prensa y artículos sobre los defensores de ésta ley me aparecen reiteradas contradicciones, como en el caso del Senador Girardi. Donde en varias de sus declaraciones, para legitimar la entrega de la píldora del día después a menores de 14 años, por una parte habla sobre la importancia de que los jóvenes vivan su sexualidad de manera plena y libre; en donde las relaciones sexuales que fueron tomadas conscientemente para vivirla como una experiencia y no para tener hijos, y es por eso que deben tener acceso a la píldora, para no embarazarse; o porque la menor decidió tener relaciones sexuales y se le olvido cuidarse. Argumentos, todos, en la dirección donde la menor tomó una decisión conscientemente sobre el inicio o la práctica de relaciones sexuales. Sin embargo, por otro lado trata a los adolescentes como irresponsables, per se, que están propensos a equivocarse, y para evitar cualquier embarazo, producto de esta propensión al error, entonces el menor debiese tener acceso a una solución rápida para ese “error” que cometió o que pudiese cometer.

La contradicción que me produce está en que si para él la entrega de la píldora del día después está legitimada porque los adolescentes deben vivir plenamente su sexualidad, pero a la vez reconoce que al ser adolecentes están propensos a cometer errores y tomar malas decisiones, entonces porqué el Senador Girardi está a favor de quitarles los derechos a los padres de educar y guiar a sus hijos en su vida sexual, el cual considerablemente reduce la toma de malas decisiones por parte de los jóvenes, si la guía de los padres en la vida sexual de sus hijos no es excluyente con la vivencia plena sexual de éstos, incluso sabiendo, y admitido por el Senador, que los jóvenes son irresponsables, entonces ¿por qué se le abre un botiquín con píldoras a personas irresponsables?

Sin duda la realidad es otra, si los jóvenes fueron conscientemente capaces de tomar una decisión de iniciarse sexualmente, entonces están perfectamente aptos y capaces para conversar el tema con sus padres; y si llegase a ser necesario, el de recurrir por la píldora del día después con la venia de sus papás. Por tanto, las políticas públicas deben estar orientadas a que los hijos y los padres conversen el tema, y que sean estos últimos los principales actores en el camino de la educación sexual de los hijos. Y no solo unos observadores de los errores de sus hijos, motivados por la permisividad del estado.

Si bien uno puede esperarse contradicciones de políticos, es sorprendente que el MINSAL se contradiga en sus argumentos para legitimar que los padres no son capaces de educar sexualmente a sus hijos. Para el Ministerio de Salud la menor que se acerca a solicitar la píldora del día después se le debe considerar madura, “Es signo de madurez estar consciente de la necesidad de prevenir un embarazo y consultar a profesionales de salud idóneas/os sobre anticoncepción, en lugar de hacerlo con amigos/as o directamente en la farmacia. Esa/e adolescente no sólo posee la madurez suficiente para tomar la decisión de consultar, sino que ha sido capaz de salvar las barreras que se le presentan para llegar hasta los/as profesionales de salud”. Sin embargo, no es lo suficientemente madura, esa menor, para hablar con sus padres.

Esto denota el antojadizo e improvisado proyecto de ley, en donde el único fin que se quiere es el de entregar una solución rápida a un problema profundo. En vez de que el estado sea el promotor de una sociedad más libre; puesto que mientras más información tengamos, más libres somos; lo único que se quiere es evitar que las chicas se embaracen, tapando la realidad de un sol con un solo dedo.

Por Diego Álvarez Osorio

Presidente de la Juventud UDI Maipú

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