Análisis filosófico sobre la destrucción de semáforos en Maipú

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semaforo llamas

Unos de las victimas materiales de este estallido social son los daños que han recibido los semáforos. Los semáforos ocupan una función fundamental dentro de la comunidad, puesto que ponen orden dentro del tránsito dentro de cada ciudad o comuna y crea el equilibrio entre el automovilista, el peatón y los que andan en bicicleta.

Desde el 18 de octubre muchos semáforos han sido destruido desde las avenidas más transitadas del país hasta los semáforos que se encuentran en calles al interior de las comunas.

Esto ha provocado la rabia por impotencia como también de empatía por parte de los vecinos.

Por un lado, hay vecinos que tienen rabia por aquellos que rompieron los semáforos, porque se perdió este orden equilibrado y han surgido roces entre la primera línea y los vecinos y entre automovilistas, peatones y ciclistas.

Por otra parte, existen otros que empatizan con esta manera de manifestarse y están claro que hay que pagar costos para lograr las demandas exigidas por la gran mayoría de la ciudadanía chilena. En este conflicto de los semáforos y los vecinos refleja el choque de distintas posturas filosóficas, por un lado, esta  la concepción ética del utilitarista que dice que la finalidad del ser humano es buscar cosas útiles para ser feliz y lograr la ansiada libertad.

Utilidad y empatía

Hay una postura filosófica que propone que la finalidad del ser humano es buscar la felicidad y debe ocupar lo útil para lograr su objetivo. Esto significa que la Ley impuesta que pone el Estado debe ser dirigida a encontrar esta felicidad, es decir, cualquier persona que va en contra de estas leyes o que obstaculiza esta búsqueda de la felicidad debe ser sancionado con la máxima fuerza de la Ley.

Es decir, según esta concepción ética, cualquiera que dañe “la paz” de los vecinos debe ser encarcelado para pagar sus penas. Otra característica más de esta ética utilitaria es que los juicios morales no tienen creencia, es decir, la comunidad decide lo que es bueno y lo que es malo, en otras palabras, si la comunidad decide por medio de una Ley matar aquellos que dañan los semáforos es bueno porque lo decidió la comunidad.

La postura de algunos vecinos apunta a eso, de encarcelar a todos ellos por violar “la tranquilidad que tienen estas personas”, porque le obstaculiza llegar a la libertad de ser felices. Esta postura es bastante peligrosa porque lleva consciente o inconscientemente a la selección social, es decir, todo lo “imperfecto” debe ser eliminado, porque obstaculiza que la comunidad que llegue ser libre o feliz, en otras palabras más actuales, todos los de la primera línea deben ser encarcelados o asesinados por interrumpir mi libertad hacia la felicidad.

En segundo lugar, existen vecinos que apoyan las demandas y empatizan con los desordenes, porque creen que la primera línea actúa con la buena voluntad de cambiar el sistema a uno mejor.

A estos últimos vecinos los guía la concepción ética kantiana. Según el filósofo, todas las personas actúan con buena voluntad, porque todos somos seres racionales que podemos pensar, ya que cada uno de nosotros nos inclina el principio del imperativo categórico.

Es decir,  según esto cada cosa que realizamos tiene como finalidad ayudar desinteresadamente con plena libertad que es la autonomía que tiene cada persona de actuar.

Además, este principio aspira que todos hagan lo mismo que uno esta haciendo (universal). En palabras más contemporáneas, estos vecinos empatizan con estos desordenes porque saben que la primera línea lo hace de buena voluntad, porque les mueve ayudar desinteresadamente aquellos que no pueden expresar su malestar en las protestas y aspiran que todos los acompañen.

Dicho en simple, la buena voluntad no está concentrada en destruir el semáforo, sino mostrar el descontento que tienen miles de vecinos en contra del sistema socio-económico de forma desinteresada.

Cabe destacar que gracias a Kant se pudo desarrollar el concepto de derechos humanos. En especial el hecho de que los DDHH no es un concepto que desarrolla una comunidad, sino que van más allá del concepto del bien y del mal.

Solo por ser humano tienes derechos innatos.

Una salida

Ya viendo los dos postulados filosóficos que postulan los vecinos, ¿cuál es la postura filosófica indicada frente los hechos que vemos en nuestra comuna? Nosotros creemos que la postura es siempre al diálogo y  empatizar.

Esto pues todos tenemos derecho a expresar nuestro malestar pero también de ponernos en el lugar del otro, de preguntarnos por qué esta haciendo tal acto constructivo o destructivo, que para algunas personas puede ser racional o irracional.

Sin embargo, el único camino es empatizar y conversar, o como dijo un hombre judío estar siempre listo para escuchar y ser lentos para hablar y enojarse. Porque si escuchamos más, les aseguro que la persona en vez de realizar desordenes podrá conversar con nosotros y así podemos neutralizar el enojo y empatizar con lo que hace.

Igualmente, ellos podrán empatizar con nosotros, entendiendo que hacer pedazos un semáforo no es la forma de buscar la aprobación de los vecinos.

Para terminar, un ejemplo: el primer día que se realizo las barricadas en tres ponientes con Av. Sur, una mujer se acerco y le pidió amablemente a la primera línea no hacer tira los semáforos y la persona le dijo no le haremos daño. Efectivamente, el día siguiente los semáforos estaban funcionando a la perfección.

La empatía abre puertas inimaginables.

NOTA: En La Voz de Maipú no siempre estamos de acuerdo con las opiniones de nuestros columnistas. Y nos gusta que sea así. Si quieres colaborar con una carta al director o una columna de opinión, escríbenos a contacto@lavozdemaipu.cl

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