El acceso a la tecnología es una de las preocupaciones más grandes para las instituciones educacionales del país. En este sentido, el Ministerio de Educación aseguró en mayo de 2024 que desde la institución sostenían “el compromiso de impulsar una ciudadanía digital activa y responsable, junto con una serie de acciones que estamos llevando a cabo para avanzar hacia la reducción de las brechas digitales en nuestras comunidades educativas«.
En este contexto, un emprendimiento creado por dos maipucinos, Luciano Lizana y Álvaro Donoso, ha llamado profundamente la atención de profesores y autoridades: se trata de Paperlux, una tecnología desarrollada por desde 2018 y que busca «democratizar el acceso a la tecnología en la educación» mediante la transformación de cualquier pantalla en una pantalla touch con la que se pueda interactuar.
Ambos vecinos son ex alumnos del Liceo Nacional de Maipú, y hoy son profesionales egresados en Arquitectura e Ingeniería, respectivamente, de la Universidad Católica, y con su proyecto han logrado que en miles de salas de clases se utilice esta nueva forma de enseñar, mucho más eficiente que la pizarra tradicional o una presentación con diapositivas.
«La mayor parte del trabajo la hace el software, mientras que el hardware o soporte es muy simple. Aprovechamos que la tecnología actual es muy potente, entonces si los profesores cuentan con un computador que pueda correr el software ya puede transformar en interactiva cualquier pantalla», resaltan los maipucinos.

Del Liceo Nacional a crear Paperlux
Luciano Lizana, del paradero 15 de la Avenida Pajaritos, y Álvaro Donoso, de La Farfana, juntaron sus caminos tempranamente en el Liceo Nacional de Maipú, donde compartieron curso desde sexto básico hasta segundo medio.
Sin pertenecer al mismo grupo de amigos ni tener un considerable intercambio de palabras durante su adolescencia, en lo único que iban a coincidir era en elegir estudiar en la Universidad Católica. «Nos conocíamos, pero no éramos del mismo grupo», cuentan los fundadores de Paperlux.

Ya cursando cada una de sus carrera, fue una asignatura de innovación tecnológica la que los reuniría.
«Como en 2018, tomé un ramo que se llamaba «Diplomado de Innovación UC», donde uno tenía que buscar problemas y encontrarles una solución. Recuerdo que estaba buscando cómo hacer un prototipo para reemplazar el papel y sobre todo el lápiz, que es lo más complicado de sustituir», cuenta Luciano.
«Comenzó llamándose Paperless GO en un principio, que era una especie de celular que te empleaba y hacía touch la imagen. Al final del semestre, Sebastián Marín, que trabaja en este centro, se interesó en el proyecto y nos invitó a participar de Jump y Brain, que son dos de los programas de innovación universitarios más grandes de la región», agrega.
Al momento de necesitar un especialista para desarrollar la parte eléctrica, Álvaro fue la recomendación perfecta para la labor. «Tenía un equipo de muy baja resolución, y para mejorarlo busqué al Álvaro», señala el maipucino.
«Fue a finales de 2019, en pleno estallido social, cuando me vendió la idea y me mostró que tenía muchas áreas de aplicación», recuerda Álvaro.
Dos años para volver interactiva cualquier pantalla
En medio de la pandemia, los maipucinos comenzaron a desarrollar el proyecto Paperlux con los escasos tiempos que el trabajo y los postítulos les entregaban. Como un proyecto de fin de semana, la tecnología comenzaba a tomar forma.
La primera de las conclusiones fue: «Todos los componentes más caros ya están en la tecnología actual, entonces había que buscar lo que faltaba para volver touch cualquier pantalla».
Con esto, y «mediante un sensor óptico, que tiene un hardware muy simple pero un software muy potente, logramos desarrollar un tecnología muy avanzada con menos recursos y transformar en touch cualquier pantalla», explican los emprendedores.
De esta forma, se comenzaron a ver los primeros bocetos de Paperlux, con un diseño menos sofisticado, pero con gran funcionalidad y un precio accesible para el mercado nacional.

Antes de hablar de su etapa como emprendimiento, hay que mencionar los grandes premios, fondos y reconocimientos que tiene Paperlux desde que se formuló la idea.
Entre 2020 y 2021, el proyecto logró dos grandes actuaciones en programas de inversión de negocios, obteniendo el primer lugar en Jump y la segunda plaza en Brain. Ambas condecoraciones les permitieron juntar un poco de presupuesto para continuar con la invención de Paperlux. Además, les dio la posibilidad de ocupar las instalaciones del Centro de Innovación Fablab de la Universidad Católica.
En 2022, presentaron Paperlux en la EMerge Americas de Estados Unidos, uno de los espacios de emprendimientos más importantes a nivel internacional. «Conocimos mucha gente seca en lo que hacía, y entre ellos a Javier Valero, quien después se unió a nosotros en el área comercial», comenta Luciano.
En esta etapa nace la frase: «democratizar la educación», ya que la dupla tenía «que llevar la gran tecnología a todos los colegios del país». Se demoraron hasta 2 años en gastar los fondos, contaron con mentores, expertos y pagaron por reuniones con asesoramiento de profesionales y, finalmente, les llegó el último de los impulsos: «En 2022 postulamos al CORFO «Consolida y Expande» y ganamos $50 millones de pesos. Ahí nació la duda: ¿Qué hacemos?», cuentan.
La decisión más difícil para confirmar Paperlux
Con sus carreras ya terminadas, Álvaro tenía la duda sobre si dedicarse completamente a su proyecto. Por su parte, Luciano ya trabajaba en la empresa de arquitectura de sus sueños.
«Yo terminé mi magíster y le pregunté a Luciano si podía conversar con su empresa y trabaja part-time, para que pudiéramos seguir con Paperlux», cuenta Álvaro, quien no esperaba la respuesta de su amigo: «Tomé la decisión de renunciar«, le comentó Luciano. «Dale, lo vamos a sacar adelante«, le respondió Álvaro, quien reconoce sentir culpa porque su compañero dejó las oficinas donde soñaba trabajar. «En ese momento era una locura», reflexiona Luciano.
Con la certeza de que su producto funcionaba y sin compromisos personales, los ex liceanos decidieron «tirarse a la piscina» y comenzar a vender Paperlux en diferentes lugares y establecimientos educacionales del país.
«Comenzamos muy de a poco, no nos conocían. Dentro de los primeros colegios en probar Paperlux están el Alicante de Maipú. En general, el primer año fue bastante bueno en ventas, para una empresa que está recién empezando», comentan.
Tras una baja dramática de las ventas, entre enero y abril de 2024, la dupla maipucina logró repuntar, ayudados también por los profesores influencers que compartían su experiencia con Paperlux en redes sociales.
Dentro de esta etapa, lograron establecer una alianza con la Municipalidad de Providencia, donde esta tecnología ha logrado entrar a todos los establecimientos municipales de la comuna, por lo que cerca de 200 salas de clases tienen un Paperlux como herramienta de enseñanza.
Paperlux en 2025

Hoy en día, es posible conseguir un Paperlux Touch Portable y el Touch Hub Portable, entre otra serie de productos relacionados en su página web, los cuales cuentan con una cantidad de contenido educativo descargado de manera gratuita desde las más prestigiosas universidades del mundo.
Se han vendido más de 1.400 en todo Chile, llegando incluso al extremo sur. Gracias a la masificación, el equipo ha logrado realizar actualizaciones y más funciones al producto. «Gracias a la retroalimentación de los mismos profesores logramos añadirle más cosas como el modo lápiz, modo mouse, la pizarra blanca, etc», señalan los maipucinos.
«A nosotros nos interesa que esto no solo se venda, sino que se utilice, por eso la labor de los profesores es tan importante para saber qué mejoras necesita el producto y también sabemos el verdadero impacto que tiene el producto», precisa Álvaro.
Con gran recepción entre profesores y colegios, siendo el 80% de los compradores actuales del producto, el crecimiento en el uso de Paperlux ilusiona a los fundadores con generar un cambio en la educación del país.
«Nos emociona ver que los profesores están usando nuestro producto, porque estamos creando un impacto real. Creo que la educación debería estar más evolucionada de lo que está y ver que estamos generando un pequeño impacto es gratificante», señala Álvaro. S
Sumándose a las palabras de su compañero, Luciano comenta: «Esta tecnología te permite cambiar la forma en cómo se está enseñando en los colegios. La pantalla interactiva por si sola no tiene sentido, entonces muchos de los recursos que tiene Paperlux son desconocidos para muchos, pero nosotros buscamos llevarlo a todas las salas de clases».
El equipo de Paperlux continúa desarrollando mejoras para continuar «democratizando la tecnología en las escuelas», ya que sus estudios indican que cerca de un 90% de sus compradores utiliza el dispositivo, de los cuales, un 75% nota un cambio en las salas de clases.
«Nuestro sueño es que Paperlux esté en todas las salas de clases del país», comentan con ilusión los maipucinos.
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