El Ministerio de Salud emitió el Decreto Exento N° 243 que modificaba la Norma Técnica 150 que habla sobre los “criterios de clasificación hospitalaria”, es decir, cambiaba la organización interna de algunas unidades en los hospitales públicos con el fin de ser más “resolutivos”.
El problema es que al hacer esto, las unidades que actualmente son encabezadas por matronas, en secciones claras y diferenciadas como lo es la ginecología, la neonatología y la urgencia obstétrica, cambian de administración y pasarían a unidades médico quirúrgico, pediatría y urgencia indiferenciada, lo cual atentaba no solo con la calidad de la atención a nuestras usuarias y recién nacidos sino que además invisibiliza necesidades específicas que tienen estas unidades con un enfoque altamente especializado y que nuestra profesión cubre.
En la misma línea, se desconocía nuestra formación académica y curricular, y oculta años de historia matronil en el sistema de salud chileno que incluso la estadística abala. Sin ir más lejos, gracias a nuestra profesión y presencia hoy Chile puede gozar de una reducción sostenida de la morbimortalidad materno – infantil.
A modo de ejemplo: en 1930, Chile registraba cerca de 275 muertes maternas por cada 100.000 nacidos vivos. En 2022, esa cifra se redujo a solo 19 muertes. Eso representa una disminución de más del 90%, y no es casualidad: es el resultado del compromiso, la formación y el trabajo incansable de las matronas a lo largo de décadas.
Por este motivo, el pasado viernes 23 de mayo, una vez más las matronas hemos tenido que salir a defender la salud sexual reproductiva y perinatal de miles de mujeres que con este cambio administrativo hubiesen tenido una atención hospitalaria que iba en total desmedro de su atención.
Desde el MINSAL se argumentó que este decreto buscaba hacer el sistema más “resolutivo”, pero lo cierto es que no es la primera vez que enfrentamos situaciones como esta. De hecho, podríamos decir que la matronería vive en una constante alerta. Cada tres o cuatro años hemos tenido que movilizarnos para defender nuestros espacios y funciones, y la pregunta legítima que surge es: ¿hasta cuándo tendremos que seguir luchando por lo que ya hemos demostrado con creces que funciona?
Solo para recordar y hacer historia, en el año 2015 también tuvimos que movilizarnos por la Norma 21 que derogaba la responsabilidad exclusiva de las matronas en la administración de las unidades de ginecología, obstetricia y neonatología en el sistema público.
Después, en el año 2018 la contraloría ratificaba y reafirmaba que las unidades antes mencionadas no eran exclusivamente de matronas, y en el año 2021, con la modificación al Código Sanitario que reducía en un 70% las funciones actuales de las matronas para llegar a este año 2025 con este decreto exento N° 243 que buscaba reorganizarnos.
Gracias a nosotras mismas. Gracias a cada colega matrona, a las estudiantes, a los gremios médicos que nos respaldaron, y muy especialmente a las mujeres, usuarias y pacientes que conocen, valoran y respetan nuestra labor. A todas y todos: infinitas gracias.
Una vez más, hemos ganado. El Minsal accedió a modificar esta norma exenta.
Pero ojo: esto no ha terminado. No podemos bajar los brazos; al contrario, debemos mantenernos más alertas que nunca.
Las matronas en Chile no somos un lujo: somos una pieza fundamental del sistema de salud público. Hemos acompañado, educado y cuidado a generaciones de mujeres, protegiendo no solo sus vidas, sino también las de miles de recién nacidos.
Quitarnos estos espacios no solo es profundamente injusto, sino que representa un acto de retroceso e ignorancia frente a todo lo que hemos construido.
No dejaremos que borren nuestra historia y siempre nos defenderemos.

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