“Acabamos de ganar completamente la acción. Un pequeño resto huye precipitadamente. Nuestra caballería les persigue hasta concluirla. La Patria es libre”, se leyó en la carta escrita por José de San Martín a Bernardo O’Higgins aquella tarde del 5 de abril de 1818 tras la Batalla de Maipú.
A pesar de que la proclamación de la Independencia de Chile aparecía fechada el 12 de febrero de ese año, lo cierto es que el bando de los patriotas (compuesto por tropas chilenas y argentinas) mantuvo varios enfrentamientos durante semanas contra los realistas (del Imperio español). Uno de los más significativos fue la Batalla de Cancha Rayada el 19 de marzo, cerca de Talca, donde el ejército que luchaba por la libertad del país fue vencido.
A pesar de esta derrota, las fuerzas patriotas sobrevivientes se reorganizaron y marcharon hacia la capital a preparar un nuevo enfrentamiento en los Llanos del Maipo. El escritor y profesor Luis Emilio Rojas describiría aquella escena previa de la siguiente forma:
“La aldeana Santiago de 1818 se convierte en una especie de fábrica, de colmena de abejas: es necesario acarrear pólvora, carbón, leña, encender las fraguas, reunir alimentos, monturas, colaborar con el cuartel general que San Martín instalada en el sector sur de la ciudad con el propósito de impedir al enemigo intente tomarla y se desvíe, en consecuencia, hacia el poniente, a los cerrillos -camino a Melipilla- de Maipú”.
Posiciones y movimientos
El 2 de abril, temprano por la mañana, el Ejército Realista recibía las primeras noticias sobre las posiciones de los patriotas al sur de Santiago, mientras ellos comenzaba a ubicarse cerca del río Maipo. El 3 de abril la situación de los bandos fue más clara y el 4 comenzaron los enfrentamientos que abrieron paso a un decisivo domingo 5 de abril.
“El día amaneció diáfano, como si el sol quisiese iluminar a los guerreros y, el cielo, una página de gloria. San Martín, a caballo, disfrazado de campesino, recorre la comarca y pone al astro rey por testigo que los laureles serán de Chile”, detalla Luis Emilio Rojas.
Asimismo, los archivos históricos de la Biblioteca Nacional registran: “Un grupo de avanzada realista que se encaminaba hacia Santiago recibió la resistencia de algunos grupos de patriotas que habían previsto la ruta que los realistas tomarían hacia la capital. Esta fue una advertencia que el General realista Mariano Osorio no podía pasar por alto y lo obligó a tomar mayores precauciones. El bando patriota estaba dispuesto a defender la capital a toda costa”.
Si la Batalla fuera hoy
Sin duda, hace 203 años el territorio maipucino era muy distinto. El amplio campo era atravesado por algunos caminos y una pequeña porción destinada a viñas, pero no había casas ni calles como las que fueron apareciendo a fines del siglo XIX.
¿Te has preguntado si tu casa actualmente se ubica justo sobre parte de lo que fue el campo de batalla?, ¿o si la calle que frecuentas habrá sido uno de los recorridos del Ejército Libertador?
De acuerdo con un trabajo realizado por el Servicio Nacional de Patrimonio Cultural, el primer despliegue de tropas realistas que habían ocupado la hacienda de Espejo se dirigió hacia el noroeste, ubicando escuadrones en el sector de lo que hoy es Plaza de Maipú, y entre Avenida Primera Transversal y la Autopista del Sol.
Por su parte, los patriotas se ubicaron al otro lado de Avenida Américo Vespucio, entre 5 de Abril y Calle Primo de Rivera, además de algunas tropas en una pequeña parte de Cerrillos.
En ese contexto, se cuenta que “San Martín, vestido como un campesino, observó a cierta distancia estos movimientos realistas y constatando que el enfrentamiento sería inminente, ordenó a sus tropas avanzar, distribuyendo las fuerzas por el lado izquierdo y derecho de la ubicación de los realistas. Los cuerpos de cada uno de los bandos fueron tomando las posiciones estratégicamente definidas, mientras algunas guerrillas se enfrentaban”.
Las principales luchas entre los escuadrones de caballería se muestra que fueron pasado el medio día en Avenida 5 de Abril, Esquina Blanca, y cerca de Camino a Melipilla, además de otras tropas cabalgando “en dispersión” que pasaron por calles como Teatro Municipal, Hernán Bravo, Blanco Encalada, Bernardo O’Higgins, Avenida Maipú, entre otros pasajes que figuran en el mapa actual.
Al momento de la victoria, cerca de las 17:00 horas, buena parte de los escuadrones realistas se vieron evidentemente debilitados y reducidos, y San Martín le envió el comunicado a O’higgins, quien se dirige de inmediato a encontrarlo.
La historia cuenta que O’Higgins, al divisar a San Martín, “se dirigió hacia él y luego de darse un emotivo abrazo, emprendieron camino a la hacienda de Espejo para terminar las últimas maniobras del combate e impedir definitivamente la reagrupación de las tropas realistas que escapaban del campo de batalla. Así, O’Higgins y San Martín entraron victoriosos a la ciudad de Santiago a eso de las nueve de la noche”.
Según los registros, hubo 1.500 muertos y 2.000 prisioneros de las huestes españolas, mientras que los chilenos y argentinos del Ejército Unido Libertador perdieron al rededor de 800 hombres y un número un poco mayor de heridos.
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