Vecina de Maipú y ex funcionaria municipal acusa cierre de puertas y malos tratos por parte de la Municipalidad después de su despido

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En 2017 Ester Martínez entró a trabajar como funcionaria municipal en Maipú bajo la administración de Cathy Barriga. En diciembre del 2021, ya con Tomás Vodanovic como alcalde, decenas de trabajadores fueron desvinculados de la municipalidad, incluida ella. Hoy, con 68 años, pide ser escuchada.

“Yo estaba quebrada por un negocio en el que me estafaron y justo vi el cambio de mando de la señora Barriga. Entonces, pesqué mi cartera y partí a la Municipalidad porque tenía dos caminos: me ponía a trabajar o me echaba a la cama a llorar”, relata Ester.

Con la intención de generar ingresos, Ester fue en distintas ocasiones hasta las instalaciones municipales para encontrarse con la ahora exalcaldesa y ver la posibilidad de entrar a trabajar con ella. “Un día iba entrando a la municipalidad para preguntar cuándo me iban a dar la audiencia y me encuentro con ella de frente, justo”, detalla la maipucina, quien recuerda a Barriga como una mujer “muy carismática”.

La entonces edil de Maipú le dijo a Ester que dejara su currículum, y así lo hizo. Días después la llamaron: “Entra el 1 de marzo”, le dijeron, “se desempeñará en el área de eventos y contenidos como ayudante administrativa”.

Ester duró un tiempo en esa área, pero luego la trasladaron, por petición propia, al Centro de Atención Municipal (CAM) de Pajaritos. “Mi contrato ahí decía difusión en el CAM Pajaritos”. Ester cuenta que tenía compañeras jóvenes “muy afiatadas a la señora Cathy, pero me mandaban solo a mí a entregar los volantes a pie casa por casa”.

De todas formas, desde la Municipalidad de Maipú enviaban a Ester a desempeñarse en distintas cosas. “Una vez me pidieron ser guía turística y fui a Olmué, a Concón, a unas viñas… Yo cumplía con todo lo que me pedían”, relata la mujer.

De a poco, Ester se fue sintiendo cada vez más incómoda en su trabajo. Cuenta que sus compañeras, siendo más jóvenes, le daban la espalda, intentaban acusarla por distintas cosas, no la apoyaban y sentía que le tenían envidia por el cariño que demostraba el resto de la gente con Ester, o «Estercita» como le decían muchos.

En una ocasión la citaron a una reunión donde le dijeron que ella era conflictiva. “Yo me puse a llorar, les preguntaba ‘¿En qué molesto? ¿En qué las molesto?’ Si yo solo estaba haciendo mi trabajo… Hice de todo, trabajé en un albergue hasta las 2 de la mañana, hice hasta de guía de baile. Yo soy bien histriónica y quizás eso les molestaba”.

La vecina fue enfática en señalar que está dispuesta a trabajar con cualquier alcalde de Maipú, ya que no le importa la postura política, solo le interesa trabajar. «Si este alcalde [Vodanovic] me dice ‘Ester vaya con un pendón a la punta del cerro’, a la punta del cerro voy a ir con el pendón”.

Su trabajo con a gestión Vodanovic

Tal como había sido con la gestión anterior, Ester se siguió desempeñando en distintas funciones dentro de la municipalidad, y cuando Vodanovic tomó el mando en Maipú, la mandaron al centro de vacunación extramural en la Pista de Patinaje Los Toros. Su tarea era específicamente coordinar a las personas que llegaban y anotarlas para ir teniendo un registro ordenado de la situación.

“Muchas veces me tocó comprar resmas de papel con mi bolsillo”, afirma Ester, asegurando que nunca le reembolsaron nada. “Incluso yo tenía que llevar mi propio alcohol gel porque desde la Municipalidad no nos daban”.

Hubo un sábado donde le pidieron que fuera hasta otro centro. “Quedaba a tras mano, pero llegué, y vi que había mucha gente y poco espacio. Un hombre me preguntó cómo lo hacíamos en la Plaza los Toros para agilizar el proceso, y yo le contesté la verdad, que era que a veces en vez de hacer esperar media hora a la gente post vacuna, los hacíamos esperar veinte minutos”.

Según cuenta la maipucina, inmediatamente el doctor que trabajaba en Plaza los Toros le envió un audio agresivo, preguntándole por qué ella hablaba mal de él. “Yo no hablé nada de él, solo de lo que se hacía en el lugar, pero de verdad me trató pésimo, me dijo que no me quería más en su equipo, así que me fui a la Universidad de las Américas haciendo lo mismo en el tema de las vacunas”, detalla la vecina.

El despido

Tiempo después, llamaron a Ester a Recursos Humanos, donde tuvo que firmar una carta en la que decía que no le renovarían el contrato. Esto ocurrió en el contexto de despidos masivos que hubo en la Municipalidad de Maipú, donde muchos funcionarios fueron desvinculados de la institución por la crisis financiera que dejó la administración anterior, y en donde se preocuparon de identificar a aquellos que habían comenzado una relación laboral en los últimos tres años.

Es un dolor inconmensurable el que sentí y lo que me hizo sentir esta nueva gestión porque nadie me escuchó, se empezaron a basar en la chimuchiña [rumores] porque mis compañeras inventaban cosas. Había rumores por todos lados”.

“Como eso se acaba en diciembre, yo seguí yendo a trabajar, y en mis ratos libres iba a pararme afuera de la Municipalidad para hablar con el alcalde y pedirle alguna otra solución”. Para Ester no era opción quedarse sin trabajo e hizo varias cosas para ser reconsiderada, entre ellas, envió una carta al Director de Desarrollo Comunitario, Pablo Flores.

“Yo hablé con distintas personas que me conocían mucho dentro de la Municipalidad, todos me decían que les daba pena que me fuera, pero nadie te presta ropa porque les da miedo perder el trabajo”, relata. “Todo el mundo me decía que lo lamentaba, pero nadie podía hacer mucho”.

Ester pudo hablar con el administrador del Municipio, Jorge Córdova. “El señor Córdova, un caballero. Me atendió y me dijo que hablaría con Pablo para ver qué se podía hacer”, relata, pero la vecina insistió con la idea de querer hablar personalmente con el DIDECO Flores.

“La primera vez que lo vi le hablé y él me dijo ‘no puedo, estoy ocupado, no puedo atenderla’, y se fue. Yo quería saber si había leído mi carta, pero no tuve respuesta». Algo similar le pasó días después cuando se encontró al jefe de gabinete, Carlos Pizarro. «Me preguntó que qué quería, yo le expliqué y él me dijo ‘la decisión ya está tomada, no se puede hacer nada‘», cuenta Ester, imitándolo con un tono entre brusco y serio.

«Quise ver si el concejal Bladymir me podía ayudar, pero cuando fui, salió una chica con el recado de que no me atendería y lo mismo, que la decisión estaba tomada», detalla. «Me fui».

La carga de haber llegado con la administración Barriga

«Volví otro día y la secretaria que me atendió me dijo que escribiera otra carta para el administrador en este caso, lo hice, pero tampoco tuve respuesta». Luego llegó a hablar con un dirigente sindical, quien le dijo que no podía hacer nada por ella porque desde la municipalidad la habían asociado con Francisco Parra (DIDECO de la gestión anterior) y con Cathy Barriga, y que por eso era difícil su reinserción.

«Un día yo fui, cansada ya, a pedir la carta que envié a DIDECO para tenerla como prueba por si acaso, las chicas que me atendieron buscaron la carta y me la negaron porque me dijeron que estaba en evaluación«. Hasta el día de hoy, a Ester no le han entregado la carta.

Finalmente la respuesta que le dieron algunos otros dirigentes a Ester fue que no recontratarían a nadie, solo a dos mujeres que estaban embarazadas y habían sido desvinculadas por las mismas razones que desvincularon a Ester. «Yo ya lo había asumido, pero justo ese día había un evento y me encontré al alcalde. Yo no me iba a meter al evento así que me quedé esperando por ahí cerca».

Ester recuerda que cuando el alcalde iba hacia su oficina, ella quiso hablarle, pero «apareció este Pablo Flores, me agarró del brazo y me dijo firme que la decisión estaba tomada«, frase que, según lo que ella cuenta, le repitió varias veces. Ester nunca pudo hablar con el alcalde.

«Yo le dije que eso no se hacía, y me atreví a decirle que era irreverente, yo no le estaba pidiendo que me regalara nada«. Días después, Ester se volvió a encontrar con Pablo Flores, él le volvió a decir que la decisión estaba tomada y la acusó de haberlo acosado. «Él nunca me dejó hablar, nunca me escuchó. Yo quiero que ese señor hable conmigo y que me escuche. Yo he sabido que él no escucha nadie, ni siquiera a los funcionarios», sentencia la vecina.

En los últimos días, la vecina no ha vuelto a la Municipalidad, de hecho le había llegado información de que tenía prohibido el acceso a la municipalidad de Maipú por «escandalosa».

Ha buscado otras alternativas para ser escuchada, fue a Contraloría a exponer la situación e incluso le escribió una carta a Gabriel Boric, donde mencionó la situación con el DIDECO. Al no recibir muchas respuestas, decidió contar su historia para La Voz de Maipú.

Municipalidad de Maipú desmiente los hechos contados por Ester

Si bien la Municipalidad no dio opciones para tener una entrevista donde se pudiese aclarar la situación, principalmente con de manera directa con Pablo Flores, se limitaron a desmentir por completo la historia contada por la vecina.

Según la entidad edilicia, no tiene prohibido el ingreso, y Pablo Flores nunca la habría tomado del brazo. Incluso mencionaron que, si ella quiere, no había ningún problema con devolverle las cartas que, según ella, había solicitado hace un tiempo y se le habían negaron.

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