Si el motivo principal de un municipio fuera la promoción, difusión y realización de fiestas y pachangas, sin duda que en Chile no habría mejor alcaldesa que Cathy Barriga. Y es que la exConsejera Regional, próxima a cumplir tres años al mando de la segunda comuna más poblada del país, ha dado muestras -de sobra- que, a la hora de armar espectáculos, pocos pueden superarla. Lamentablemente para los más de 550.000 maipucinas y maipucinos, el municipio tiene, por objetivo, otras cosas.
Sin embargo, el país, hace más de un mes, desapareció en la forma en que lo conocíamos. Un grupo de secundarios comenzó a evadir el metro. Luego vino el ninguneo, un par de televisores arrojados sobre la línea del metro, y sin mediar aviso, las estaciones del tren capitalino, comenzaron a arder. La historia después es conocida: militares a la calle, marchas enormes, detenciones arbitrarias, saqueos, derechos humanos violentados, cambio de gabinete, acuerdo por una nueva constitución y más marchas. Todo en poco menos de 40 días.
Hoy en día parece quedar claro que lo que se quemó no fueron solo las estaciones. Algunos creemos que lo que está ardiendo es el sistema económico y político. El mismo sistema que hasta hace algún tiempo era motivo de aparente orgullo de las elites. Y que nos hacía ponernos sobrenombres que hoy dan vergüenza ajena: ¿O nadie se acuerda de los jaguares de américa latina?
Y en medio de todo el estallido, Maipú no resultó ajeno. Al contrario. En todo este tiempo la comuna exhibe muertos, investigaciones en curso y la 25 Comisaría de Maipú es la tercera con más denuncias por actuar fuera del marco de la ley, a la hora de detener manifestantes.
En un corto periodo de tiempo pasamos de ser una comuna “meme”, con peluches y corpóreos, bailando al ritmo de una música interminable, que busca hacernos creer que “Maipú Renace”, como si alguna vez la comuna hubiera estado muerta, a una comuna con barricadas, saqueos y con estaciones de metro destruidas.
Quizás por ello, a juicio de este redactor, lo que la comuna demanda hoy en día es una alcaldesa. Alguien con liderazgo suficiente para sentarse frente a Carabineros y exigir explicaciones por los muertos y cumplimiento de los protocolos. Alguien capaz de preguntarle al mandamás de las policías en la comuna ¿cómo es posible que pasadas las 20:00 hrs no se pueda garantizar que no existan saqueos?.
Un alcalde o alcaldesa que pueda pasear sin guardias por la Plaza de Maipú y que arme mesas de trabajo (carabineros, sociedad civil, concejales, comerciantes del centro de la comuna) que busquen rápidamente formas de compatibilizar la legítima demanda ciudadana, con el necesario resguardo del orden civil.
Y es que, en el escenario de la violencia, lo que se necesita es política para apaciguarla. Política y liderazgo, dos cosas de las que Barriga adolece. Y no entiende. Porque confunde liderazgo con griterío y lleva 3 años renegando de la política.
En el estado actual de las cosas el problema es doble. Por un lado, la segunda comuna más poblada del país queda en un desamparo absoluto. Por el otro, la máxima autoridad política comunal, no encuentra forma de dar con el tono correcto.
El problema es enorme, considerando que la solución de Barriga para el problema que afecta a pequeños comerciantes del centro de Maipú, es terminar dando una entrevista en la radio. Como si fuera una vecina normal.
Hay que ser claros. Desde que todo estalló Cathy Barriga desapareció. Más allá de la contratación de unos buses de acercamiento y el anuncio de la contratación de unos autos de acercamiento, Barriga no ha aparecido liderando nada.
Hoy la alcaldesa intenta retomar el control de la agenda, pero siempre en sus términos: feria de emprendedores, inscripción para los juguetes de navidad y vacunas para los animales. Temas importantes, pero para otro momento.
Cuando la alcaldesa intentó, por ejemplo, realizar cabildos, el resultado fue desastroso. ¿Y cómo no serlo? El cabildo es un acto -ante todo- de conversación y deliberación política. Que quien convoque sea un municipio que ha luchado por la despolitización, persiguiendo dirigentes sociales, demandando a medios de comunicación locales, es algo que la gente “no compra” con facilidad.
Hoy la prioridad debe ser el retomar el control de la Plaza de Maipú y los barrios, para no entregarlos en bandeja a las bandas de delincuentes, que han encontrado en el saqueo, un negocio lucrativo.
A lo anterior súmele el buscar acuerdos con los concejales y concejalas, para armar equipos de trabajo que por un lado tomen el pulso de lo que la gente demanda, y por el otro, vean cómo el Municipio puede intermediar o incluso dar solución a esos reclamos.
Si Barriga no es capaz de cambiar el chip, y sigue prisionera de sus propias ideas, Maipú seguirá siendo tierra de nadie. Y la violencia habrá ganado la batalla: al municipio, a la comuna y a las miles de vecinas y vecinos, que demandan cambios sociales urgentes, pero que no avalan que un grupo de delincuentes, saqueen y vandalicen una comuna que ha costado años construir.
El problema, en mi opinión, es que a estas alturas Barriga no es un liderazgo que concite mayorías, pues la gente la identifica como parte del problema. Sus 3 años de gestión municipal han estado marcados por gastos innecesarios, persecución laboral y miles de funcionarios municipales despedidos.
Así las cosas, el desafío de la alcaldesa es enorme. Porque hoy por hoy no basta con que diga que se quedó hasta tarde viendo qué hacer mientras a metros de su oficina pequeños comerciantes arriesgaban la vida, por salvaguardar sus emprendimientos.
Las maipucinas y maipucinos entienden que hay cosas que no pasan por su gestión, pero también saben que la plaza Maipú fue arruinada en base a entregar permisos a vendedores ambulantes a diestra y siniestra. La gente sabe también que un alcalde o alcaldesa debe liderar la búsqueda de soluciones. Hoy lo que tenemos es una alcaldesa encerrada en su oficina, buscando respuestas que no tiene, para un problema que -probablemente- ni siquiera es capaz de comprender.
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