La tarde del domingo 20 de septiembre, Rodrigo Pavez acudió junto a su esposa, Natalie Busto, de ocho meses de embarazo al supermercado Jumbo ubicado en el Paradero 15 de Avenida Pajaritos. Era primera vez en seis meses que ella salía de casa con la intensión de visitar a su madre, no sin antes pasar por algunas compras.
Al llegar al estacionamiento, se percataron de que el único lugar que tenía un gran letrero de reserva para «embarazadas y minusválidos», con el símbolo respectivo, estaba ocupado. Sin embargo, del otro lado habían otros cinco lugares en condiciones similares, por lo que decidieron ubicarse en uno de ellos.
«Mostramos al guardia nuestros permisos temporales para entrar al supermercado, entramos, compramos y al salir nos encontramos con un parte pegado», relata Rodrigo, aún indignado por la situación.
El papel determina una citación para presentarse el 15 de octubre ante el 2° Juzgado de Policía Local por estacionarse «en lugar exclusivo de minusválidos sin credencial de Senadis en el parabrisas».
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¿Estacionamiento exclusivo o preferente?
El problema surge a raíz de que existen dos tipos de estacionamientos que se destinan con el objetivo de facilitar el acceso a ciertas personas. Por un lado, están los estacionamientos preferentes, los cuales consideran a aquellos que puedan ver su movilidad reducida, pero no necesariamente una discapacidad, como por ejemplo, adultos mayores o, precisamente, embarazadas.
Por otra parte, se encuentran los estacionamientos exclusivos, aquellos que sí están considerados solamente para personas que tengan discapacidad y cuenten con la respectiva credencial del Registro Nacional de Discapacidad.
El problema, entonces, fue que Natalia y Rodrigo se estacionaron en un estacionamiento de carácter exclusivo en lugar de uno preferencial, sin embargo, esto se debió a que había solo un espacio para mujeres embarazadas y estaba ocupado.
Falta de criterio
Tomando en cuenta el contexto de pandemia, para esta familia se le hace difícil entender la falta de criterio de las personas detrás de la multa e incluso llegan a pensar que esto es parte de un negocio deliberado. La multa que arriesgan podría llegar hasta los $74.000 aproximadamente.
«Me dejaron citado el 15 de octubre, con mi señora prácticamente en la clínica. Si nos vamos derechamente a lo legal, yo lo entiendo, pero hay un criterio. Natalia está con la tremenda guata, es persona de riesgo y tengo que exponerme donde nos dicen por todos lados que no nos aglomeremos y tengo que ir a una cita a un lugar con hartas personas», reclama el vecino.
«Yo soy nacido y criado en Maipú, del tiempo en que nos conocíamos casi entre todos. Ahora todo es más impersonal donde pasan este tipo de cosas, ¿cuál es el objetivo? ¿hacer una mejor comuna respetando los espacios o ganar plata?», agregó.
Para la pareja la responsabilidad parte por el guardia, quien se habría encontrado a menos de dos metros de los estacionamientos aludidos y no dijo nada cuando llegó el vehículo municipal, pero también apuntan a la cantidad de espacios habilitados preferenciales y exclusivos, en una relación de uno y cinco.
Rodrigo intentó sin éxito llegar hasta las personas que lo infraccionaron para intentar revertir la situación. Comentó que se acercó ese mismo día a varias oficinas de Paz Ciudadana y ninguna estaba funcionando. Hasta el momento se encuentra a la espera de ser atendido en el juzgado para explicar lo sucedido.
NOTA: En La Voz de Maipú nos preocupamos por el lenguaje y no avalamos el uso de la palabra «minusválido» en el letrero de estacionamiento preferencial de Jumbo, entendiendo que se refería a «persona con discapacidad» o «en situación de discapacidad».
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