Luego de un confinamiento a nivel mundial y de estar sometidos a estrictos protocolos debido a la pandemia por Covid-19, un día lunes 31 de agosto de 2020, Maipú y algunas otras comunas de Chile se abrieron paso por primera vez a la flexibilización, hacia una especie de «normalidad», a través del llamado plan «Paso a paso»: la comuna pasó a la «Fase 2», de Transición.
Recordemos que para poder transitar en aquel entonces por las calles era necesario solicitar de manera digital un permiso o salvo conducto, explicitando las intenciones de movilidad, los que solo duraban algunas horas para traslados, ir al supermercado o realizar algún trámite. Transcurrido ese tiempo te exponías a multas y sumarios por poner en peligro la salud pública.
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Según la estrategia sanitaria presentada por el Ministerio de Salud, cartera asumida en ese momento por el médico pediatra Enrique Paris, Maipú estaba preparado para salir de cuarentena, la que se mantenían, eso sí, en varias otras regiones y comunas de nuestro país.
Maipú en fase 2: Transición.
«Disminuye el grado de confinamiento. Evita la apertura brusca para minimizar los riesgos de contagio«. Asi describía el gobierno el paso número dos de transición.
La principal característica de esta fase era que la cuarentena corría solo los fines de semana, por lo que se permitía un desplazamiento sin necesidad de permisos de lunes a viernes, excepto en horario del aún vigente toque de queda.
Las actividades sociales, atención a público en restaurantes y cafés, el funcionamiento de pubs, discotecas y similares, entre otras cosas, aún estaban totalmente prohibidas.
A continuación un recuadro informativo con más detalles acerca de esta primera transición:
Si bien en las semanas venideras la situación sanitaria no fue mejorando y se ejecutaron distintos cambios de fase avanzando y retrocediendo, lo ocurrido aquel 31 de agosto fue un primer respiro y una señal de esperanza para la comunidad después de haber estado confinados de manera estricta por más de tres meses.
Supimos de más de alguna denuncia de fiesta clandestina, detenciones en toque de queda, recintos de atención a público con aglomeraciones afuera y adentro, vecinas haciendo zumba a pesar de las restricciones, seres queridos que fallecieron y no pudieron ser despedidos como correspondía, y así…
Desde el municipio de Maipú, durante la gestión de la alcaldesa Cathy Barriga Guerra, tuvieron la tarea de desarrollar junto a las autoridades de Salud territorial todo un despliegue en la comuna para comenzar a vacunar a los vecinos y vecinas.
Trabajaron en las delimitaciones y demarcaciones de tránsito peatonal, implementación de totems con alcohol gel, amonio cuaternario y campañas de información, donde tiempo después nos enterábamos de una mala utilización de fondos para esta catástrofe.
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Hoy, a más de dos años de aquella medida, no nos queda más que reflexionar respecto de las distintas tensiones que evidenciamos y de como afrontamos uno de los momentos más difíciles como sociedad, con una pandemia de nivel mundial, donde cerca de dos mil maipucinos y maipucinas lamentablemente perdieron la vida y que se continúan evidenciando secuelas.
A pesar de que la autoridad ha mantenido políticas de cuidado sanitario como el uso de mascarilla, la distancia y, sobre todo, la exigencia del Pase de Movilidad con 4 dosis de vacunas en la población, los números no dejan de sorprender, dando un claro mensaje de que esto aún no ha terminado.
Estamos en «Fase intermedia» o amarilla, en el contexto de un Plan Paso a Paso actualizado con mucha más flexibilidad, pero con la permanencia de restricciones y protocolos que, de todas formas, son muy poco fiscalizados.
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