«Cuando yo era chica e iban maestros a arreglar cosas a la casa, yo me quedaba mirando todo lo que hacían, les preguntaba y ahí iba cachando«, cuenta Constanza Martínez, una maipucina de 36 años que hoy es más conocida como Coni Chasquilla.
Lo anterior, porque se dedica a trabajar en soluciones domésticas de todo tipo: instalaciones, reparaciones, pintura, armados, arreglos, limpieza, carpintería, entre otras cosas, tal como lo hacen los «maestros chasquilla».
Cómo llegó a ser maestra chasquilla
Constanza recuerda que su primera instalación fue a sus 15 años. «Me hicieron ingeniármelas para hacer una puerta corredera en una pieza que había en la casa. Un amigo me ayudaba a sostener la puerta, la instalé y quedó bien, ahí sentí que servía para esto».
Vivió hasta los 25 años en Maipú con su mamá, de quien también aprendió cosas básicas sobre arreglos con herramientas. «También vivía con mi hermano, que tiene 10 años más que yo, pero él nunca hizo nada de esto en la casa», cuenta mientras estrena su nueva adquisición al armar un escritorio para una clienta: un atornillador eléctrico.
Cuando Coni se fue a vivir sola se tomó más en serio el tema de las soluciones domésticas. «Yo quería hacer varias cosas en mi nueva casa, y como no había plata para llamar a algún maestro, yo me las empecé a ingeniar».
«De a poco mis amigas me empezaron a pedir favores para ayudarlas con distintas cosas de sus casas cuando no querían llamar maestros. Me decían que lo intentara, que quizás me podía resultar… Y me resultaba, así que ahí empecé a comprarme mis propias herramientas», recuerda la maipucina.
Constanza nunca cobraba los arreglos que hacía en otras casas, por lo general, quedaba «más que contenta» con que la invitaran a tomar once o comer algo rico. «Empecé a cobrar hace como, como un mes y medio atrás. Mi pareja me motivó y me dijo que quizás podría empezar a vivir de esto porque veía que yo lo pasaba bien haciéndolo«.
Actualmente, Coni Chasquilla trabaja en un estudio de abogados, pero se ha dado cuenta de que podría dejar de necesitar esa labor y dedicarse 100% a sus soluciones domésticas. «Quiero ver cómo me va en dos meses más, y si ahí tengo harta pega y me sigue yendo bien, dejo de trabajar donde estoy ahora».
Constanza se mueve por todo Santiago, «voy donde me llamen«, asegura con un tono apasionado.
De todas formas, y a pesar de que se maneja bastante en soluciones domésticas, Coni asegura que cuando no sabe de algo, es sincera y lo dice. No le gusta «dejar la embarrá».
La maipucina explica que nunca ha tenido problemas por ser mujer en su trabajo como maestra chasquilla. «La verdad es que trabajo con casi puras mujeres, entonces no he tenido dificultades por eso».
Actualmente, Coni hace las reparaciones domésticas sin ayudantes, y le gustaría que esto se mantenga así en el tiempo. «Es que entras a las casas de las personas. Hay que saber muy bien con quién una trabaja, me daría cosa dejar trabajando a alguien en una casa y no saber cómo se puede comportar».
Sin embargo, reconoce que «si mi pyme crece, me encantaría darle pega a alguien«.
¿Por qué contratar los servicios de Coni Chasquilla?
Al preguntarle a Constanza por qué alguien debería confiar en ella y en sus servicios, no tardó en responder: «Porque son precios justos, soy una persona honrada que da garantías. Soy una mujer de confianza y que trabaja bien, además soy simpática«, responde entre risas.
Rato después y en un tono un poco más serio pero no menos entusiasta, señaló que «este trabajo lo hago con mucha pasión, lo hago con amor, me encanta lo que hago, me encanta darle felicidad a la gente e intento hacer las cosas de la mejor forma posible y de la manera más prolija posible».
«Esa cara de felicidad que tiene la gente cuando le entregas el trabajo que ellos querían me llena de orgullo, ya sea cambiar una lámpara, armar el escritorio, arreglar una llave, cambiar un piso… Es como que los ayudo a cumplir algún tipo de sueño y que quede en un lugar tan preciado que uno tiene, que es la casa. Yo entro al templo de las personas que me llaman», concluyó la maestra chasquilla maipucina.
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